Hemos visto que los cuerpos se mueven bajo la acción de las fuerzas. Si las esferas están inicialmente en reposo, y al juntarse se atraen, sólo es posible por el concurso de alguna fuerza. Esta fuerza que «surge» de los objetos se llama gravedad.
A escala del mundo en que nos movemos, la gravedad se manifiesta en que todos los cuerpos tienden a caer hacia el centro de la Tierra. Ésto quiere decir que la Tierra ejerce una fuerza sobre ellos. A esta fuerza la llamamos peso. Por tanto, en reposo o en movimiento, la bicicleta, la moto o el automóvil, están sujetos a las leyes de la gravedad, ya que su peso está presente en todo momento sobre sus neumáticos.
Si todos los cuerpos son atraídos por la Tierra, ¿por qué no la atraviesan?. La razón la encontramos en que ésta ejerce, desde su superficie, otra fuerza igual y de sentido contrario al peso, en éste caso, del vehículo, para que no se «hunda», no desaparezca «tragado» hasta las profundidades de la Tierra. Este hecho se conoce como Principio de Acción-Reacción, gracias al cual, las fuerzas se encuentran en equilibrio y se anulan entre sí.
Si observamos cómo dos hombres compiten en un pulso, veremos, en los primeros momentos, que ambos mantienen sus posiciones; sus fuerzas están en equilibrio. Un vehículo parado, en reposo, es un sistema de fuerzas en equilibrio. Su peso, por un lado y la reacción de la Tierra, por otro, forman un sistema cuyo resultado es la inmovilidad.