Iniciamos semana con la prueba de la versión familiar del Peugeot 308. Las versiones SW dotan de mayor espacio de carga al Peugeot 308, que de por sí ya va bien servido.
En esta ocasión y para esta prueba henos escogido la mecánica más potente en su versión diésel. Se trata del 2.0 HDI en su variante de 180cv, asociado al nuevo cambio automático EAT6.
El 2.0 HDI en esta versión de 180cv se muestra muy contundente a la hora de entregar la potencia, con una alta cifra de PAR Motor, 400Nm, desde 2000 revoluciones, haciendo que literalmente nos quedemos pegados al asiento en cuanto pisamos el acelerador con decisión.
Nos ha gustado y mucho el funcionamiento del motor, los 180cv disponibles a la hora de solicitar potencia parecen ser más, bastantes más. Y con unos consumos tremendamente austeros para la potencia y peso del Peugeot 308 SW. Menos de 6 litros con pasmosa facilidad.
Externamente el Peugeot SW dotado del acabado GT-Line se diferencia con facilidad de los otros acabados de la gama. Las llantas específicas, para golpes e incluso las simuladas salidas de escape lo hacen diferente. En el interior los cambios son también apreciables; asientos más deportivos, con mejor sujeción y que permiten viajar cómodamente una larga tirada de kilómetros. Volante de muy buen tacto, forrado en piel y “gordito” para un mejor agarre.
El espacio tanto en las plazas delanteras como en las traseras es, en una palabra, amplio. Sobre todo en cuanto a capacidad de carga se refiere. Cuenta con un maletero totalmente plano, con un muy buen acceso y una boca grande que permite introducir objetos de generosas dimensiones.
El maletero tiene un espacio disponible de 556 litros sin abatir asientos. Con estos abatidos la capacidad se triplica hasta unos más que interesantes 1606 litros de capacidad. Ideal para familias con hijos.
El acabado GT-Line no solo otorga presencia deportiva al Peugeot 308, dinámicamente hablando es más deportivo, a pesar de que nos pareció que el tarado de las suspensiones no acompaña con la potencia resultante del motor HDI. Nos parecieron que tenían un buen compromiso entre dureza y confort. Y en su descargo podemos decir que la semana anterior a la prueba del 308 SW GT-Line habíamos pasado una semana al volante del Peugeot 208 GTi by Peugeot Sport, que en comparación con el objeto de esta prueba es una tabla, literalmente.
Dentro del 308 SW se ha suprimido la botonería inútil y excesiva que, casi siempre hace que a la hora de interaccionar con dispositivos como el climatizador o la radio sea complicado.
En el caso del 308 y 308 SW todo queda reunido en una pantalla de uso táctil. Dónde con una sola pulsación en los menús laterales accederemos a las diferentes secciones. Desde radio, climatizador, navegador, si lo hubiera, a opciones del vehículo y configuraciones varias.
Si bien es un gran acierto por parte de Peugeot centralizar todo en un sistema multimedia, pero, para gente poco ducha en las tecnologías es más complicado entenderse con estos nuevos sistemas.
Estuvimos realizando varias pruebas y la verdad es que es bastante intuitivo de usar y no presenta equivocaciones. La pantalla es de uso táctil “resistiva”, es decir, que al pulsar sobre ella se deben juntar dos pantallas internamente para hacer contacto. No es como, por ejemplo, el sistema de los Smartphone actuales, que es capacitiva.
En la resistiva se nota un leve retraso entre tocar la pantalla y en ésta aparecer lo marcado. Eso sí, nos permitirá poderla tocar con guantes.
En las capacitivas es imposible, a no ser que los guantes estén preparados para ello.
Gracias a esta pantalla el salpicadero queda más limpio. Con menos botonería de por medio.
El volante sigue los pasos del Peugeot 208, de pequeño tamaño, es fácil acostumbrarse a él. Sobre todo si hacemos mucho uso del coche en ámbito urbano. Donde más notaremos diferencias con uno “normal” es a la hora de realizar maniobras. Muy cómodo.
La dirección peca de estar demasiado asistida a pesar de que se endurece al ir ganando velocidad sigue estando demasiado asistida.