Hoy os traemos la prueba que le hemos realizado al Ford Focus en su versión ST-Line y con el motor más potente que puede montar en gasolina. El nuevo 1.5 Turbo con tecnología EcoBoost y 182cv.
Este nuevo acabado ST-Line y, asociado al nuevo 1.5T EcoBoost de 182cv es una buena alternativa si los 250cv del Focus ST nos parecen demasiado y no necesitamos tantos.
Hace ya unos años probamos el que es el predecesor de esta nueva versión ST-Line, en su momento el acabado era Sport y el motor el conocido 1.6T también con tecnología EcoBoost, erogaba una potencia de 180cv.
Aunque han pasado unos años desde que probará el Focus Sport con el 1.6T EcoBoost aún recuerdo y gracias a mis notas su funcionamiento global. Lo principal era el motor, uno se espera que con el mismo motor que usaba y usa el actual Fiesta ST el Focus debía moverse con mucha soltura y, la verdad, se movía muy correctamente pero la entrega de potencia era muy lineal desde la parte baja del cuenta vueltas hasta más o menos el medio régimen; 4500-5000 revoluciones donde despertaba un poco más y empujaba con mayor ímpetu, muriendo rápidamente al acercarnos a la zona roja.
Según la ficha técnica, con 180cv tenía que ser capaz de poder bajar en el 0 a 100 de los 8 segundos, y así era, lo completaba en 7,9 segundos. Ahora, en la nueva versión ST-Line con un motor que a todas luces es una evolución del antiguo 1.6T EcoBoost, con mayor potencia, mejores registros en consumos y, menores emisiones nocivas, es más lento que su antecesor, completando el 0 a 100km/h en 8,6 segundos, una diferencia muy apreciable y de vehículos son duda mucho más lentos.
En la práctica y a la hora de conducirlo no se nota ausencia de potencia, el motor se muestra muy elástico y, como en su antecesor, la entrega de potencia es progresiva sin un alto efecto turbo, teniendo que estirarlo hasta el corte de inyección si queremos sacar lo mejor de él.
Es un motor muy silencioso con unos bajos consumos que permite una conducción relajada en el día a día y, también, poder sacarle los colores en tramos más virados si así se desea. Su bastidor está muy bien afinado y es capaz de lidiar con soltura la potencia del motor, los 182cv son poca cosa para él. No en vano es un bastidor preparado para las versiones ST de 250cv y el RS de 350cv.
Externamente, al igual que nos pasó con la versión Sport, puede incluso que nos entre más por los ojos que la propia versión más prestacional ST, donde los colores son más estridentes y quizás de un aspecto más radical. El acabado ST-Line es un primer paso a las versiones más potentes y deportivas de Ford, con unos paragolpes más resultones y llantas de mayor tamaño, decir que nuestra unidad montaba la misma medida tanto en pulgadas como en sección (235/40/18”) que lleva el ST.
El acabado ST-Line está disponible con diferentes mecánicas, como la aquí probada 1.5T EcoBoost que tiene dos potencias, 150 y 182cv respectivamente y la 1.0T EcoBoost de 125cv.
En diésel el 1.5 TDCi es el encargado de animar al Focus con sus 120cv y el 2.0 TDCi de 150cv.
Nuestra unidad exteriormente llevaba el acabado ST-Line; con paragolpes diferentes, bajos, taloneras y etc…
Con este acabado visualmente su aspecto es muy semejante al del ST, incluso puede llegar a gustar más que el del ST.
El interior no difiere de una versión normal. Nuestra unidad contaba con todo tipo de gadget, desde un navegador de última generación de fácil manejo a múltiples sistemas que ayudan a la hora de conducir, como por ejemplo evitar que nos salgamos del carril, leer las señales de tráfico, detectores de ángulos muertos en los retrovisores, y más avances tecnológicos que monta el Ford Focus a pesar de su ya veteranía en el sector.