Es ya un hecho como las marcas, poco a poco, han ido dejando de lado otros modelos y versiones en beneficio de los vehículos SUV.
A fin de cuentas son coches muy polivalentes que sirven para todo, en el caso del modelo probado, el Ford Edge, es un SUV de buen tamaño que cubre ampliamente todas las necesidades de sus compradores.
Ya sea necesitar espacio o poder adentrase por caminos de tierra, el Edge lo permite. Por su puesto viajar con una altísima comodidad y, en el caso de la versión probada, no tener problemas en cuanto a potencia disponible, gracias a los 210cv extraídos del 2.0 TDCI, que para esta versión es Bi-Turbo.
Y que en conjunto con la tracción total y el cambio de doble embrague Powershift hacen del Edge que sea cómodo y rápido. Nuestra unidad venia equipada con el acabado Sport que además le otorga una presencia más deportiva y un tarado de suspensión algo más enérgico, ideal para contener el balanceo de la carrocería en tramos virados. Ya que su peso en vacío es muy cercano a las 2 toneladas de peso.
Pero que una vez en marcha apenas es notorio, ya sea a la hora de demandar potencia al motor como si, por una frenada de emergencia, tenemos que detener el vehículo.
Actualmente el Ford Edge solo se vende en nuestro país con un mismo motor, el 2.0 TDCi en su versión de acceso con 180cv y el probado con el mismo motor, bi-turbo y una potencia máxima de 210cv. Todas las versiones vienen equipadas con la tracción total 4×4, tan solo se puede escoger entre un cambio manual de 6 relaciones o la magnífica caja automática PowerShift de, también, 6 relaciones.
Externamente el Edge es un todocamino que impresiona por su tamaño y formas, pero sobre todo por su anchura cercana a los 2 metros. Anchura que en ciertos estrechos o en parkings se hará notar a la hora de estacionar.
Mide poco más de los 4,8 metros de longitud, de altura no es de los más altos del segmento, se queda en 1.692mm.
Y su peso, no es de los más contenidos, estando cerca de las dos toneladas, en concreto 1949kg. Es un peso a tener en cuenta, pero en práctica no es apenas notorio, si bien se hace más presente, como es obvio, en tramos más virados. Donde el sistema de suspensión tiene que ser capaz de contener los balanceos de la carrocería.
Internamente el Edge se muestra como un vehículo grande, espacioso y con muy buenas terminaciones en general.
La calidad de los materiales es alta y al tacto es bueno. Podemos encontrar en toda la parte alta del salpicadero plásticos blandos de muy buena presencia.
El puesto de conducción es amplio y, los asientos en esta versión Sport, además de cómodos, recogen muy bien el cuerpo. Inclusive para tallas más grandes.
Los asientos son calefactables y con ventilación, disponen también de múltiples reglajes electrónicos.
Nuestra unidad montaba el nuevo SYNC 3 para gobernar los sistemas multimedia, desde poder sincronizar un móvil como el iPhone o un Android. Lo probamos con ambos sistemas y su funcionamiento fue el esperado, muy bueno e intuitivo. El equipo de sonido Sony, con subwoofer incluido consigue representar muy fielmente todo tipo de melodías.
El acabado más alto para el Edge actualmente es el Vignale, que le otorga unos mejores materiales tanto visuales como de ajustes y producto. En el Ford Mondeo que pudimos probar con dicho acabado ya lo comentamos.
La pantalla del navegador, de buen tamaño, está en una buena localización para ver toda la información de un simple vistazo.
La puesta en marcha del motor se realiza mediante botón.
El cuadro de instrumentos nos muestra la información de forma precisa y con el ordenador de a bordo tan completo que lleva no se nos escapara nada.
Tanto los asientos como el volante vienen forrados en piel. Resultan muy agradables al tacto. Y los asientos sujetan muy bien en zonas reviradas, son confortables para pasar unas cuantas horas conduciendo.