Esta semana conducimos el nuevo Audi TT, completamente renovado. No sólo su atractivo aspecto exterior es novedad en el nuevo TT de Audi.
Cuenta con una alta suma de tecnología en su interior. Y de las novedades es su cuadro de instrumentos completamente digital gracias a una pantalla de TFT, donde se muestra una ingente cantidad de información.
Tras conducir el nuevo TT durante una semana y hacer un uso diario del mismo, requiere un breve periodo de adaptación con el cuadro de instrumentos, cuestión de minutos. Es muy intuitivo y de fácil manejo. Lo que sí, es cuando nos subimos a otro coche, se echa de menos y mucho poder disponer de tanta información el cuadro de instrumentos, desde el navegador, consumos, opciones, radio, multimedia, tacómetro, velocímetro y un largo etc.
Ya pudimos probar un cuadro de instrumentos parecido en el nuevo Volkswagen Passat, que ha fin de cuentas se basan en la misma tecnología, una pantalla TFT para representar toda la información necesaria. Es sin duda un gran adelanto.
Ahora bien, el nuevo Audi TT reúne otras muchas cualidades interesantes. Externamente su diseño se muestra más agresivo – con unas líneas más marcadas – que le otorga un aspecto más deportivo. Si bien a pesar de tratarse de la tercera edición del Coupé de la marca alemana sigue conservando similitudes con la primera edición.
La unidad probada hacia uso de la tecnología de diodos luminosos para todo tipo de lámpara. Desde las luces del interior a los propios faros. Con una más que correcta luz.
El interior, de buena presencia y calidad en un primer vistazo, se muestra bien construido con uso de plásticos blandos al tacto en las zonas más visibles. En las partes bajas y de menor uso el uso de plásticos duros es más habitual.
Los asientos sin ser de corte deportivos son de tipo backet, con un buen mullido, forrados en piel y que sujetan sobradamente en zonas reviradas.
Las plazas traseras, como ya ocurriera en sus antecesores, son prácticamente testimoniales y de poco uso para un adulto. Por falta de altura y no pueden llevar reposacabezas.
El motor objeto de esta prueba es el 2.0 TDI en su variante de 184cv. Es un motor que montado en el Audi TT se muestra contundente a la hora de acelerar, con una alta presencia de “efecto turbo”, que permite ganar con rapidez velocidad.
Y a la vez es una mecánica frugal, con unos consumos muy bajos para la potencia que eroga. Sin duda y a pesar de tratarse de una mecánica diésel, el Audi TT con el 2.0 TDI es un Coupé altamente divertido, sobre todo en su modo más deportivo activo, Dynamic. Donde la dirección se endurece al igual que el tarado de la suspensión. El sonido del escapé se vuelve más grave y el tacto del acelerador se vuelve más sensible.