Nacida En el año 2000, la asociación STOP-ACCIDENTES ha dedicado sus esfuerzos a mostrarse solidaria con las personas, víctimas o afectadas, por un accidente de tráfico”. En síntesis, ésta es su labor según reza su propia definición.
Me consta que dentro del organigrama de sus socios fundadores figuran personas que han sufrido el brutal dolor y la pérdida insustituible de un ser querido, y que, por si sola, una desgracia de esa magnitud, justifica la creación y los fines de la asociación.
Entre algunos de sus cometidos figura también “la ayuda a las víctimas y sus familiares, denunciar las irregularidades, informar y fomentar la educación vial, y, entre otros, pedir que se aplique la ley con rigor”.
Con este propósito, STOP- ACCIDENTES, que en estos últimos tres o cuatro años viene mostrándose muy activa, a conseguido- Agencia EFE, con fecha de ayer- con la ayuda de un grupo de expertos en seguridad vial un decálogo en el que se recomienda a los periodistas que, al referirse a los conductores que causen accidentes mortales por sus conductas temerarias en la carretera, se les califique como “agresores” o “criminales”.
Me parece hasta cierto punto justificable que, quienes han sufrido en su propia carne el dolor, se manifiesten y persigan que los medios nos dediquemos a calificar a todo aquel que tenga la inmensa desgracia de provocar un accidente con víctimas- también causar dolor a otras personas es, en muchos casos, una desgracia para el que lo causa- sin prueba que lo justifique, sea tratado a priori y públicamente como un criminal.
Pero lo peor de esta descabellada propuesta es que ha sido secundada por aquellos que tienen la responsabilidad de medir bien las consecuencias que podrían derivarse de tamaña tabla rasa en un tema tan serio como son los accidentes de tráfico.
Si cuando un miembro de ETA asesina a sangre fría y ante testigos, se le concede de entrada la presunción del crimen, el que yo o cualquier otro periodista, sin conocer los factores múltiples que pueden darse en un accidente de tráfico se refiera al que a primera vista parece el causante como “presunto homicida, criminal o asesino porque, además de ser una temeridad, quizás pudiese traer otras consecuencias para aquellos que así se pronuncien de forma pública.
El hecho de que STOP- ACCIDENTES desconozca la dinámica, las causas múltiples, externas, ambientales, personales, o de cualquier otra índole, que concurren en un accidente de tráfico que solo pueden ser determinadas por expertos y juzgadas con todos los derechos que puedan asistir en este caso al “presunto criminal”, no justifica su deseo de que se criminalize porque sí a ningún ciudadano. Pero lo que me parece absolutamente injustificable, es que sea la DGT, El Servicio Catalán de Tráfico, el fiscal en materia de Tráfico y el Colegio de Periodistas de Cataluña, los que secunden tamaña barbaridad jurídica.
Se imaginan ¿qué habría que decir de un funcionario que por desidia no corrige un defecto sobre el firme de la vía, un punto negro, no sustituye una señal oculta y hace meses denunciada por la Guardia Civil, o al servicio de urgencias que llega demasiado tarde a un accidente? ¿Tendríamos en ese caso que referirnos a él como potencial asesino o criminal en el caso de que alguna de estas omisiones graves fuesen causa de accidentes? ¿Se les aplicarán también a ellos algún día penas de cárcel ?.
De un tiempo a esta parte, desde que el Gobierno actual incluyó en su programa electoral el endurecimiento de las normas en materia de tráfico, la verdad pura y dura es que el objetivo no se está cumpliendo para desgracia de todos los afectados y que España sigue figurando a la cola de Europa en número de accidentes de Tráfico. Lo que si han conseguido el Ministerio del Interior y la DGT, es crear una psicosis de temor entre los conductores además del convencimiento de que la cuantía y el aumento de las multas no tiene otra finalidad que la de seguir engordando en cantidades millonarias la Hacienda Pública.
A propósito. ¿Por qué la DGT no hace una encuesta entre los conductores en cualquiera de uno de estos largos puentes y les pide su parecer en lugar de estar amenazándonos desde todos los frentes a su alcance?
Queridos amigos de STOP- ACCIDENTES, comprendo vuestro empeño en castigar a aquellos que, de forma ciertamente irresponsable, homicida, incluso criminal en algunos casos, han sido la causa de vuestro dolor, algo que yo también conozco en mi propia carne. Esos asesinos sí deben ser castigados con el máximo rigor, pero de eso a que anatemicemos indiscriminadamente a todo aquel que provoque un accidente, hay una gran diferencia. Ya tenemos bastantes torquemadas al frente del sistema sancionador, para que nosotros, los periodistas, le hagamos el juego a tanta histeria creciente.
Paco Costas:
NOTA: Con referencia a una noticia aparecida en el diario El Mundo con fecha de hoy día 12, bajo el título “El ritmo de procesos por delitos de tráfico asusta a los jueces”, Miguel Ángel Gimeno coincide con esta preocupación, y desde Jueces para la Democracia ha dicho que, “el aumento de casos en los tribunales es un ritmo inasumible, y que con los recursos actuales, en un plazo de tres meses con una frecuencia de 62 procesos diarios sólo por seguridad vial, bastaría para saturar los juzgados ya cargados de trabajo. Aunque fueran juicios rápidos, los juzgados no lo asumirían y se crearía el efecto contrario al que pretende la reforma del Código Penal porque se perdería el valor conminatorio entre los conductores”.
Con estos antecedentes, no parece descabellado pensar que algunos encausados conozcan su sentencia dentro de media docena de años.