Pablo Iglesias tiene todo el derecho del mundo a expresar sus opiniones sobre lo que le venga en gana.
Dar la razón a desleales catalanes (¡pobre Cataluña!), decir que la pelea de Alsásua ha sido una simple reyerta de Bar, recibir a los desolados padres de los agresores…lo que quiera, estamos en un país garantista donde se puede decir o hacer lo que se quiera que no pasa nada.
¿Puede imaginarse el señor Iglesias lo que le harían en Inglaterra a quienes agrediesen a dos policías británicos, o se les ocurriese atentar contra la soberanía o la unidad del país?
Un joven como él, con una sólida formación política, seguro que se lo imagina.