Cuando aún en España no conocíamos a ningún piloto de notoriedad internacional en el mundo de los Rallyes, saltó a la fama el nombre de un piloto catalán, Antonio Zanini.
De aquel tronco nacieron después muchas ramas, la más alta, Carlos Sainz, dos veces campeón del mundo de la especialidad, que pronto dejó asombrada con sus victorias a la prensa internacional.
Pocas cosas han sido tan compartidas entre los españoles, aficionados o no, como el momento en el que Luis Moya, su copiloto, le gritaba desesperado, “¡Por dios, Carlos, por Dios, arranca el motor”! Cuando en el Rallye de Inglaterra, a muy pocos metros del final, vio como se les escapaba un bien merecido tercer título mundial.
Al día de hoy, con una bella familia, fortuna, y por fuera poco con el orgullo de tener un hijo que puede emular las hazañas de su padre en la Fórmula 1, a sus 55 años y desde hace 10, Carlos Sainz volverá a sentarse al volante y a jugarse la vida por los desiertos en busca de la victoria.
Carlos Sainz y Fernando Alonso, al igual que mi añorado Ayrton Senna, llevan las carreras en la sangre. ¡Suerte campeón!