Ayer regresé de Francia donde el torneo Roland Garros se sigue en todo el país con gran interés. Algunas personas con las que pude hablar, ensalzaban al español, pero por debajo de sus palabras corteses al saber que soy español, se notaba cierto resquemor.
España ya hace mucho tiempo que dejó de ser el país con el que no se contaba ni en el deporte ni en nada. Hoy día, cada vez que los deportistas españoles les dan una lección, la Francia del orgullo, digiere con dificultad que les venzamos en tantas confrontaciones.
Nadal, durante años ha soportado los silbidos y las críticas, hasta que una ministra llegó a acusarle de dopaje al no tener otros argumentos.
Pero al final se impone la verdad, y el director del Roland Garros ya ha anunciado, antes de la gran victoria de hoy, la construcción de un monumento que perpetúe la memoria de Nadal dentro del recinto donde ya ha logrado diez victorias.
¡Quién lo iba a decir!
Hoy no puedo evitar sentirme muy orgulloso de ser su compatriota.