Con ese título, hace ya algunos años, muchos vimos un film norteamericano en el que, el gran actor Jack Nicholson, encarna el papel de un escritor de novelas románticas, compulsivo y obsesionado por la pulcritud y la limpieza.
En una escena memorable, aparece caminando por las aceras de Nueva York sorteando a saltitos la innumerable cantidad de excrementos de perros que va encontrando en su camino.
Cuando cada mañana abro la prensa en la que aparecen las imputaciones, los juicios, los informes de la policía, y todo un rosario de delitos y expolios que han estado protagonizando, políticos, sindicatos, personajes de la banca y las finanzas, abogados y responsables de la custodia y uso adecuado del dinero de los españoles, no puedo dejar de imaginarme un inmenso mapa de España por el que, no importa en qué dirección camines, para que encuentres a tu paso tanta caca de perro.
Los que se levantan cada mañana para acudir a su trabajo, a los profesionales, a los empleados de la Administración que no tienen acceso a las arcas del poder y el dinero público, lo único que les queda es pagar impuestos, en la seguridad de que, si intentan el menor fraude, o no pueden atender a sus pagos, serán desahuciados o severamente penalizados.
¡Peor, imposible!
Paco Costas