Luis XIV pudo permitirse esta frase porque era rey legítimo y absoluto y porque, además, dominó Europa durante su reinado. Napoleón se coronó a sí mismo quitándole de las manos la corona al Papa en un acto de soberbia, pero ambos le dieron a Francia los mayores días de esplendor de su historia.
Pablo Iglesias se autonombró ayer vicepresidente, y a sus más estrechos colaboradores, ministros de un gobierno con el que sueña.
Resultaría grotesco, si no fuera porque en los planes de éste osado mesías, no figurase llevar otra vez a España a un futuro incierto o a un pasado del que mejor es no acordarse.
Paco Costas