Cada vez que nos disponemos a disfrutar un periodo de vacaciones, los medios de comunicación y la DGT lanzan sobre nosotros una verdadera tormenta de mensajes que, en mi opinión, nos encogen el ánimo y hasta es posible que el resultado final sea inverso al propósito perseguido.
No tengo ninguna duda; yo creo que no son los viajes de ida y vuelta los que producen el mayor número de accidentes, pero si estoy convencido de que es durante los cortos recorridos, en los que la certeza de haber llegado, nos relaja hasta el punto de olvidar un poco la prudencia que, en todo momento, mantuvimos durante el viaje.
En el video que he realizado en colaboración con CEA, de cuya escuela de conducción soy responsable, hago un breve recordatorio a los conductores que se aprestan a realizar un viaje, pero, a la postre, la preparación del vehículo y la prudencia que aconsejo, son mucho menos importantes que la preparación mental de cada conductor.
Debemos sentarnos ante el volante absolutamente convencidos de que, al menos por nuestra culpa, no vamos a tener un accidente y sin dejarnos influenciar por el exceso de mensajes ni por la eventualidad de ser “cazados” por las excesivas amenazas de tanto radar.
La mirada puesta en la carretera, un breve descanso de vez en cuando, y fuera las prisas traidoras de los últimos kilómetros, que son los más peligrosos.
Conducir es una tarea en la que empleamos mucha energía psíquica y física que, cuando más se acusan, es siempre en el último tramo del viaje.