¿Cómo es posible que una vía que une Europa y la capital de España con una de las regiones más bellas del Continente Europeo, Andalucía, se encuentre en el calamitoso estado de conservación que se encuentra en la actualidad la N-IV, y que, además, se dé la paradoja de que la ministra responsable sea hija de aquella incomparable parte de España?.
Empecé a transitar la antigua N-IV a mediados de la década de los cincuenta, y seguramente podría, sin temor a equivocarme, contar por centenares las veces que he recorrido esta vía desde entonces.
He tenido, por tanto, ocasión de conocer de forma directa las sucesivas modificaciones, reparaciones parciales y nuevas construcciones de diversos tramos, así como su definitiva conversión en autovía.
Resulta notorio que, como autovía, el aumento del tráfico de los últimos años la ha dejado totalmente obsoleta. Pero eso, con ser un problema cada día más acuciante, se ha convertido en algo insignificante comparado con el estado actual del firme y con la todavía vergonzosa presencia de tramos tan peligrosos como el del desfiladero de Despeñaperros.
Desde Ocaña, La Guardia, Puerto Lápice, Manzanares, Valdepeñas, Santa Cruz de Mudela, Almuradiel, Venta de Cárdenas, y el propio paso por Despeñaperros, en ambos sentidos, salvo algunos parches y asfaltados parciales, el deplorable estado del firme produce constantes vibraciones, peligrosas pérdidas de adherencia y riesgo de averías mecánicas al circular sobre millones de baches y agujeros en los que ha desaparecido el asfalto en el ochenta por ciento del tramo descrito.
La situación se repite y continua hasta La Carolina, Bailen…….. Y, me dejo para otro comentario la descripción de la Autovía de Sierra Nevada; esta última, la más moderna, se encuentra en estado lamentable con profundos badenes que, no por señalados, evitan peligrosos saltos y sustos durante casi todo su recorrido.
Hacerse fotos en inauguraciones de nuevas obras, todos lo sabemos, forma parte del ego y de la imagen pública que precisan algunos políticos para mantenerse todo el tiempo que sea posible en la poltrona. No importa nada que al día siguiente de la foto la obra en cuestión se venga abajo, lo importante es medrar contra viento y marea; las críticas son siempre cosa de los periodistas y de la oposición.
Presumimos con Alemania, Italia y Bégica, de tener la mayor red en kilómetros de vías de doble circulación en ambos sentidos, pero de lo que no podemos presumir, es de su estado de conservación y mantenimiento.
Nuestra controvertida ministra del ramo debería darse una vueltecita por Francia, Bélgica, Holanda, Suecia, Inglaterra y otros países de la Unión Europea, en lugar de mostrase tan arrogante cada vez que, alguno de sus clamorosos fallos, es denunciado por miles de ciudadanos que son victimas de sus errores.
A veces pienso lo que podría hacerse con los millones de euros que recauda la DGT, invertidos en educación vial, en mejorar la seguridad, y en minimizar, en la medida de lo posible, el evidente peligro de accidentes que ofrecen hoy día muchas de nuestras carreteras.
Paco Costas