Al primero, José María, le conocí en los setenta, a Javier le eché una mano cuando hacía sus primeros GP como reportero gráfico.
José María ha demostrado una gran constancia, desde aquellos lejanos años en los que viajábamos y nos acreditamos cuando nos consideraban unos intrusos que veníamos a molestar en un mundo cerrado a la prensa española.
José María cuenta en la actualidad con la colección de fotos de los deportes del motor más importantes de España. No tengo constancia, pero estoy seguro de que está en Indianápolis, si no está en Mónaco. La suma de los GP que ha visto como reportero, se me escapa.
A Javier le vi ayer en televisión explicando pormenores de las 500 Millas sobre la histórica franja de ladrillos que cubría toda la pista en la que tenían lugar las carreras en Indianápolis desde los primeros años, y que ahora se conserva como una joya.
Ha pasado mucho tiempo desde que compartíamos alojamientos y largos viajes en coche por toda Europa. Javier terminó la carrera de derecho y en la actualidad se ha convertido en una autoridad como reportero de todos los deportes del motor. Le sigo con mucho interés en las páginas del Confidencial.
Ambos “Rubios”, en mi opinión, son un lujo como representantes de la prensa española, en el esotérico mundo de un deporte de élites en el que es muy difícil ser recibido.