A todos los que ahora le quitan la piel
Resulta tan fácil autoconvencernos de que, lo que hacen otros nosotros lo haríamos siempre mejor que ellos, que nunca intentamos ponemos en la piel del que lo hace y de las enormes dificultades que tiene que vencer hasta llegar a hacerlo.
Criticar es lícito, y no existe trabajo de cara al público que no merezca alguna crítica por bien que se intente hacer; pero lo que resulta inadmisible es que la crítica se convierta en un insulto y en mofa del personaje criticado.
Cuando he sabido del cese de Gonzalo Serrano en Tele5, he acudido inmediatamente a Internet para confirmar la noticia y, en algunos foros que aparecen en la página de Gonzalo Serrano, he encontrado toda una serie de comentarios entre los que se mezclaban los insultos y el desprecio a su labor como comentarista de la F1.
Se puede estar de acuerdo o en desacuerdo con la forma de hacer de Gonzalo, yo mismo, aunque no creo haber llegado nunca a manifestarlo públicamente, también he considerado algunas veces inapropiadas algunas de sus expresiones y comentarios, quizás extemporáneos o, al menos, fuera de lugar, pero jamás se me ocurriría hacerlo de forma hiriente o vejatoria y, mucho menos insultante, y aunque los que insultan ya se clasifican como lo que son, su actitud es injusta y carente de todo fundamento.
Son varios los periodistas que en los últimos años han comentado carreras de F1 con mayor o menor fortuna o con mejores o peores medios, yo he sido uno de ellos y puede asegurar que no es tarea fácil y, en mi caso particular, no volvería a hacerlo por nada del mundo.
En mi posdata a los comentarios de Mike Doodson, ya dejo muy claro que no estoy de acuerdo con muchas de la opiniones que vierte, y para aquellos que quieran leerlo ajenos de mala intención, comprobarán como agradezco la labor de los comentaristas de Tele5, Gonzalo incluido, por la labor que han llevado a cabo y la valiosa información que han hecho llegar a mimes de españoles que nunca habían ni siquiera oído hablar de este deporte.
Si en algo han pecado, en mi opinión, es en haberse manifestado demasiado unilateralmente a favor de Alonso. Yo, no grité “seaenganchao” cuando Levis se quedó clavado en la puzolana, pero di un salto de mi sillón cuando vi el camino expedito para nuestro compatriota; pero, aunque también soy periodista, yo estaba en mi casa y no me escuchaban millones de españoles.
En pura ortodoxia se supone que el que narra un espectáculo deportivo tiene siempre que hacerlo de forma deportiva, y nunca debe manifestar su alegría porque el rival de su favorito tenga que sufrir un accidente para que gane éste; lo que sienta para sus adentros, es otra cosa y siempre justificadamente humano.
Paco Costas