No cabe mayor afirmación que la victoria de Fernando Alonso en el circuito malayo para justificar el título de esta crónica. El asturiano, en las condiciones más difíciles imaginarias, consiguió alcanzar la perfección con un monoplaza que, con independencia del resultado, muestra aún muchas carencias para llegar a la altura de sus más grandes rivales. Las próximas carreras nos darán o nos quitaran la razón.
Cuando la lluvia, el piso encharcado y la falta de visibilidad requieren coraje y talento para superar un octavo puesto en la primera vuelta, uno tiene siempre el pálpito de que el asturiano salvará la situación. En esas condiciones no influyen ni la técnica, ni las prestaciones. ni la velocidad punta del vehículo, en esos momentos lo pone todo el piloto, y vaya si lo puso todo Alonso de principio a fin del GP.
No recuerdo, después de muchos años que, un piloto con dos mundiales en el bolsillo, siga sin disponer , al menos, de uno de los dos mejores monoplazas de la parrilla, y, por el momento, no hay que engañarse, sigue siendo la situación de Alonso en Ferrari. Espero que ésta victoria inyecte en el equipo la dosis necesaria de talento para conseguirlo.
El magia de Alonso ya es conocido, pero la sorpresa de esta carrera ha sido el increíble segundo puesto- que bien pudo ser el primero- del joven piloto mejicano de 22 años, Sergio Pérez. Desde los hermanos Rodríguez, ningún otro piloto de esa nacionalidad había logrado algo tan notable, aunque, en Australia, ya dejó entrever de lo que puede llegar a conseguir. Puedo imaginar la inmensa alegría de Peter Sauber y deJo Ramírez, el que fuera mecánico de ambos pilotos y alter ego de Ron Dennis en Mclaren durante muchos años.
La sorpresa negativa la dieron los Red Bull que, algo parecen estar dejándose en el camino. Por el contrario, Mclaren lidera el mundial de constructores y se nuestra muy fuerte. En circunstancias normales cualquiera de sus dos pilotos podría haber optado a la victoria, a pesar de los esfuerzos de Alonso. El tercer puesto de Hamilton y las dos poles en las dos primeras carreras son un claro un aviso.
El nórdico Raikkonen, do no haber sido por su retroceso en la parrilla de salida de cinco puestos por penalización, demostró que no necesita conducir el mejor coche para demostrar que no ha perdido velocidad a pesar de su retiro voluntario.
El que puede que esté vislumbrando negros nubarrones, es el brasileño Felipe Massa, cada día más inseguro y sometido a errores. Sus diferencias con Alonso en carrera son inmensas.
Para Pedro de la Rosa mantenerse en carrera contra viento y marea debemos considerarlo un éxito del equipo español dadas las circunstancias.
En cualquier caso, gran victoria de Alonso y justa recompensa a tanta frustración y a tanto esfuerzo. No puedo dejar de pensar en los aficionados italianos después de tantas decepciones sufridas. Ferrari es una parte del corazón de los italianos. Esta vez confieso que he estado acelerando con Alonso durante las diez últimas vueltas.
Paco Costas