Después de tres GP ya disputados, por lo que se ha podido ver, no sólo han cambiado los reglamentos, ha cambiado algo más; algo que, en mi opinión, va a romper con la hegemonía que hasta la temporada pasada y durante los últimos veinte años parecía ser el coto privadote cuatro únicos equipos.
Para el aficionado resulta reconfortante comprobar cómo, escuderías que hasta ahora no pasaban de la mitad de las parrillas están poniendo en evidencia a los todopoderosos Ferrari, Mclaren, Williams y Renault que, de forma cíclica, ha copado a los grandes patrocinadores y dispuesto de los mejores medios técnicos posibles.
El doblete del equipo Red Bull en China, la superioridad demostrada por los Brown Mercedes y las muestras de mejora que apuntan Toyota y Williams, permiten esperar una temporada muy interesante y competida.
En lo referido a pilotos, una vez más se ha demostrado que, ni siquiera el mejor del mundo, es capaz de salir de la mediocridad si no dispone de una máquina y un equipo capaces de ganar carreras.
¿Se puede dudar de la clase de Hamilton, Alonso, Raikkonen, los tres campeones del mundo en activo? Por supuesto que ningún aficionado dudaría. Pero, de igual modo, podría establecerse que pilotos casi desahuciados, al volante de un monoplaza como los Brown Mercedes, sufren una especie de transformación, ganan carreras y, ya, cuando acaba de comenzar la temporada apuntan como posibles campeones del mundo.
¿Qué es antes, el huevo o la gallina? ¿Es que Alonso, Hamilton y Raikkonen han olvidado come se lucha siempre en cabeza? Massa, a punto de ganar el mundial el año pasado, ni siquiera pasó el sábado el corte, algo hasta ese día muy difícil de imaginar.
Por otra parte, entre los jóvenes se nota hambre victoria: Vettel ya lo ha demostrado y aparece como una gran figura a tener en cuanta. Sutil, Glock, Rosberg, a poco que les rueden un poco bien las cosas, nos van a dar más de una agradable sorpresa.
En lo referido a Fernando Alonso, en cada carrera, contra viento y marea, sigue demostrando el gran campeón que ya es; pero mucho me temo que su posición al final del presente campeonato no le va a deparar el premio que se merece; el tropiezo que, por culpa de Ron Dennis tuvo en el 2007, ha demostrado ser mucho más importante de lo que parecía en un principio; y quién sabe, y me gustaría equivocarme, si el español, a falta del coche que corresponde a sus méritos, no acabará por mandarlo todo a paseo y disfrutar de su bien ganada fama y su fortuna, en plena juventud. Luis Pérez Sala me lo dijo una vez: “en la vida hay muchas cosas más que ser piloto de la Fórmula 1”.
Del gran premio de China, poco hay que reseñar. Una carrera sumamente, desagradable para el público, los pilotos y los espectadores de la televisión. La estrella, al igual que la anterior, fue el “Pace Car” y las salidas de pista. Para los aficionados españoles, seguidores de Alonso, fue muy frustrante ver como, cuando se mantenía segundo y con mejor visibilidad, su equipo tomó la decisión de hacerle entrar a repostar. Desde ese momento ya sabíamos que sólo un milagro iba a cambiar un mal resultado.
Paco Costas