La prueba que tuvo lugar en el circuito urbano del Albert Park, en Australia, no solamente ha sido un GP para recordar, sino que, en mi opinión, ha resultado enormemente reveladora.
El primer análisis por el que no queda más remedio que empezar, es lo demostrado por el piloto alemán del equipo Red Bull, Sebastián Vettel; su demostración y la velocidad de la que es capaz, ya quedó clara en el primer GP y ha vuelto a estarlo en Australia: su superioridad en la calificación y en carrera que, sin los tropiezos mecánico en ambos casos, ya le habrían aupado a la cabeza de la tabla con una diferencia de puntos muy importante. En un futuro próximo habrá que contar con él si su equipo es capaza de poner en sus manos un coche que aguante una carrera completa.
El segundo análisis creo que ha quedado bastante probado y es que, las victorias de Alonso y Button, nunca se hubiesen producido sin las averías que han castigado al alemán. Pero las carreras son así y no basta con ser el más rápido, es necesario terminarlas. En todo caso, quizás nos estamos enfrentado a un campeonato en el que, no tendremos un piloto ni un coche dominantes y los ganadores potenciales de GP’s pueden ser varios con lo que, la lucha por el título, va a resultar, por fin, muy apasionante.
Lo visto en los últimos compases de la carrera, la lucha por las posiciones entre Massa, Alonso y Hamilton, con el redivivo Renault del polaco Kubica en la segunda plaza y el Británico Button como claro vencedor, permiten pensar que, llegar al final de la temporada con el título en el bolsillo, se presenta como algo en lo que las posibilidades están en las manos de varios pilotos y equipos. No creo que este año se vaya a producir el fenómeno Brawn, por el contrario, Mercedes, por el momento, no parece estar a la altura que se esperaba, y el papel de Schumacher produce cierta tristeza. Quizás, de este equipo, sea el joven Rosberg el que sea capaz de aparecer alguna vez entre los elegidos.
En todo caso, al aficionado le resultaría difícil elegir que momento y que piloto, le dieron a la carrera de Australia su mayor emoción, que fue mucha.
Parece, que la pequeña pérdida de terreno de Alonso al arrancar, fue, en parte, un error suyo, algo poco frecuente en el piloto asturiano, pero lo cierto es que compensó el incidente con una remontada de las que le están reservadas a unos pocos iluminados en la F1. Para remate de su gran actuación, la forma en la que supo defender su posición del rapidísimo Hamilton, nos vuelve ha demostrar una vez más el coraje y la experiencia que posee Alonso.
Qué decir de Kubica, de Massa aguantado a Alonso sin tácticas de equipo que valgan; y de Webber; y de la arriesgada decisión de Button cuando la pista mojada parecía un lugar más adecuado para el patinaje que un circuito de carreras. Fue lástima, pero se veía venir, que la proximidad de los seis coches de cabeza, cuando casi no faltaba nada para terminar, acabase en un toque entre Hamilton y Webber que muy bien podría haber arrastrado a alguno más del grupo.
En todo caso, una carrera para recordar y un campeonato al que deberemos permanecer muy atentos. En lo personal, yo voy a tener la gran fortuna de poder estarlo viviendo, gracias a mi colaboración como comentarista en la RTPA, la televisión autonómica del Principado de Asturias.
Paco Costas