Estimado Sr Navarro:
Un día tras otro, escucho, veo y leo que la causa de los muchos muertos y heridos que todavía arrojan las estadísticas, se atribuyen en gran parte a los excesos de velocidad y, sin duda, le asiste toda la razón; los accidentes, la mayoría, se producen cuando los conductores no controlan la velocidad a la que circula su vehículo.
Las causas pueden ser muchas: el sueño, la fatiga, las distracciones, la ingesta de alcohol, la falta de pericia…. Todas influyen y son determinantes cuando circulamos por encima de un nivel de “velocidad inadecuado”, en “lugares inadecuados”, y con un cocimiento de las prestaciones de nuestro vehículo “inadecuado”.
Otra de las causas que, de forma directa, añaden víctimas a la larga lista que su dirección general nos facilita cada semana, es la de los que, inexplicablemente, todavía desprecian el uso de los sistemas de retención.
Pero, estando seguro de que usted comparte conmigo la opinión que aquí expongo, tiene que reconocerme que, no es precisamente en las autovías y en las autopistas, donde encuentran la muerte la mayoría de las personas accidentadas, ni tampoco los motoristas.
Usted sabe- mejor que yo- que las autopistas y las autovías (salvo algunas autovías “made in Spain”), son las vías más seguras que existen en el mundo, aunque sólo sea porque no ofrecen el riesgo del tráfico de frente, y eso, por si mismo, ya es una garantía para cualquier conductor.
Sin embargo, y esta la causa que me provoca esta carta, usted y sus consejeros siguen empeñados en querer demostrarnos que la red de radares que han proliferado, sobre todo en las vías más rápidas y como está demostrado más seguras, son el arma más eficaz, en su loable empeño por reducir la siniestralidad en España.
Estimado Director General: permítame que le haga una sugerencia. Elija la autopista española que le parezca la más moderna y mejor señalizada, y si la encuentra, con un estado de conservación aceptable, durante un periodo de tiempo, suba el límite de velocidad a 150 km/h (es el que tienen en Italia y también son conductores de “sangre caliente”), sustituya los radares por parejas de la Guardia Civil, situados de forma aleatoria, y después de un periodo de seis meses, por poner un plazo, cuéntenos a todos los españoles cuantos conductores han perdido la vida en esa vía y durante ese tiempo
Sr Navarro: si de verdad quiere que no sigamos pensando que la utilización de los radares en las vías más seguras, no es una coartada para quitarnos puntos y dinero, dirija sus tiros en otras direcciones, es decir, hacia aquellas en las que de verdad se producen la mayoría de los accidentes.
Parece ser que, sus orígenes profesionales, no tuvieron nada que ver con el tráfico hasta su arribada al cargo que hoy ostenta, pero me parece usted una persona muy imaginativa, innovadora y valiente. Acepte la sugerencia de este modesto periodista implicado en la seguridad vial y conductor con muchos años de experiencia. Los conductores españoles se lo agradeceremos.
Suyo afectísimo,
Paco Costas