Puede que yo sea el menos indicado para juzgar a alguien cuyo trabajo hice en su día, pero voy a hacerlo como simple aficionado pegado a la televisión en tardes, madrugadas y tardías sobremesas.

Qué pena, que la labor divulgativa de Antonio Lobato desde que tuvo la oportunidad de realizar esta bonita tarea, para la que ha contado siempre con medios que eran impensables hace unos años, se haya visto enturbiada por el irrefrenable deseo de contarlo él casi todo en un incontenible deseo de protagonismo y locuacidad martilleante.

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Enmendar la plana y quitarle la palabra a De la Rosa y a Gené, requiere una buena dosis de audacia.

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Enhorabuena a todo el equipo a pie de pista y desde los estudios de Madrid. Enhorabuena a los cámaras y a los guionistas que, durante los previos, nos han mostrado aspectos y situaciones que muchos de nosotros ingnorábamos; y enhorabuena a esa excelente reportera, Nira, que ha logrado que todos los pilotos, los ingenieros y cabezas coronadas del circo, la atiendan con simpatía, algo que ningún otro periodista español había logrado hasta ahora.

Paco Costas