¿Qué puede hacer Alonso además de desesperase cada día más sabiendo como sabe que podría ganar carreras si tuviese un coche competitivo? Nada, absolutamente nada.
¿Retirarse, sentarse en el sofá de su casa para ver los grandes premios como ha dicho en una magnífica entrevista de Manuel Franco en el diario deportivo AS?
A pesar de mis años y de mis lógicos achaques, hoy he madrugado sabiendo de antemano la frustración que iba a sentir de ver a Fernando arrastrarse detrás de los que sabe que puede batir en igualdad de condiciones.
Estoy por asegurar que, incluso sus más fuertes rivales, lamentan su situación en Mclaren-Honda; las bromas de Hamilton en la rueda de prensa previa al GP de Australia diciendo que conduce un coche eléctrico, lo confirman.
Sé por experiencia que la situación se prolongará hasta el final de esta temporada; es materialmente imposible que su monoplaza se acerque a las prestaciones de Mercedes. Ferrari, Rerd Bull o incluso Williams; igualarse a estos coches no se consigue en un año ni con todos los millones del mundo, aunque desearía equivocarme.
Tenemos a dos grandes pilotos en la F1, algo con lo que ni los más expertos soñábamos hace unos años. Uno, Alonso, es un sólido campeón, y el otro, Carlos Sainz también puede serlo si ponen en sus manos un monoplaza con el que poder demostrarlo,
Yo seguiré madrugando.