Era de esperar, pero no por ello deja de ser un hito digno de reseñar: Con el final de la prueba española del campeonato del mundo de rallyes este fin de semana, Volkswagen se alzaba con el trofeo al mejor equipo del WRC, una prueba después de que Sebastien Ogier hiciera lo propio con el título de pilotos.
Volkswagen ha logrado lo que pocas marcas podrían soñar con tener a su alcance. Con una inversión económica masiva, con un montón de meses de test y pruebas por anticipado, y con el fichaje del mejor piloto posible, colocándolo en el dique seco (y eso es complicado) durante todo 2013, la firma de Wolfsburgo ha logrado dominar los rallyes de este año con mano de hierro, sometiendo a Citroën y a Ford, que no han tenido ni la velocidad, ni la fiabilidad, ni, sobre todo, los pilotos, para plantar cara a los alemanes.
Tan aplastante ha sido el dominio del Polo WRC que mediada la temporada Volkswagen tuvo que acordar con la FIA y el resto de equipos frenar la evolución de la máquina, para favorecer la competición y no seguir aplastando a los rivales.
Y es que cuando VAG pone encima de la mesa el dinero, contrata a las personas adecuadas, y se dedica en cuerpo y alma a un proyecto, resulta difícil interponerse en su camino.
Y no sólo eso, además de ganar, los chicos de Volkswagen están haciendo lo más importante: trabajar para capitalizar la victoria. Porque no, no estamos ya en esos tiempos en los que la gente seguía el mundial de rallyes por voluntad propia. Por eso, dentro del presupuesto de Volkswagen está incluido colocar cartelones por todas partes para hacer saber a propios y extraños que «han ganado».
Porque más importante que correr y ganar es poder aprovecharse comercialmente de ello, algo que otras ganadoras con muchos más títulos en sus espaldas no pueden decir para sí.
Conviene recordar, además, que es la primera vez, aunque parezca increíble, que un vehículo Volkswagen gana un campeonato mundial FIA. Y es que hasta la fecha, ni F1, ni WRC ni WTCC habían sido dominados por la marca germana.