Fue Ferdinand Piech el primero en anunciar la más que posible desaparición de alguno de sus rivales entre los fabricantes europeos, a consecuencia directa de la crisis. En el Salón de París ha sido Hans Dieter Poetsch, el consejero delegado económico del grupo VAG, el encargado de seguir con la cantinela. Contaba Poetsch que «sin ayuda gubernamental no está claro que algunos fabricantes europeos puedan superar la crisis».
Hans Dieter agregó «son los fabricantes de coches pequeños del sur de Europa los más débiles y sensibles a esta situación». Blanco y en botella, vamos. Un dedo señalando a los franceses de PSA y a los italianos de Fiat. Pero son los de PSA los que peor lo tienen, al no tener un salvador como Chrysler bajo la manga.
Poetsch afirmó que aún nos quedan dos años de mercado automovilístico en contracción antes de que comience la recuperación. Y lo que es peor, puede que durante esos dos años todavía caigan más las ventas. Si no hemos tocado fondo en Europa todavía con las cifras actuales, será complicado para los que ya están perdiendo dinero ahora mismo sobrevivir con un mercado todavía más pequeño.
Pero si nos creemos estas previsiones del mercado, y damos por seguro que se va a necesitar ayuda gubernamental, la cuestión que tendríamos que poner sobre la mesa es si, de verdad, el gobierno francés está dispuesto (y resulta legal dentro de los acuerdos de la Unión Europea) a intervenir para salvar a PSA tal y como la conocemos hoy.