Mientras algunos se echan las manos a la cabeza por el precio del Polo GTI, que recorta ligerísimamente por debajo de la tarifa del Ibiza Cupra, yo personalmente estaba tranquilo en ese sentido. Cualquiera que se haya montado en el nuevo Polo GTI sabrá ver rápidamente que un modelo no le va a comer ventas al otro, ni en un millón de años.
De acuerdo, puede que compartan chasis y mecánica, y como bien dice el probador de Autocar, el interior del Polo es refinado, con estilo agradable, buenos materiales y buen acabado. Pero es un coche «de señor», y eso se demuestra no solo en una estética sosa (ahí el Ibi tiene una de sus grandes bazas) sino también en la puesta a punto.
Allí donde sus rivales son coches ágiles, duros y radicales, el Polo GTI es un perfecto tragakilómetros de autopista, que no dice nada a través de la dirección y que tiene un estilo de conducción «poco involucrante». ¿Veredicto de Autocar? Un muy buen coche, que no representa para nada lo que las siglas GTI quieren decir, amén de que parece que no se dirige al público adecuado que consume los utilitarios más rabiosos.
Y es que, como te comentaba más arriba, a los clientes potenciales de un Ibiza Cupra, difícilmente le vas a meter un Polo GTI en el garaje.