La compañía coreana recibe muy buenas noticias recientemente. El Tribunal del Distrito de Seúl aprobó la pasada semana su plan de reestructuración, lo que implica que ya existe la certeza de que no se tendrá que someter a una liquidación, garantizándose su continuidad. Todos estos problemas surgían a raíz de la declaración de suspensión de pagos a principios de año, seguida de una complicada huelga y un complicado proceso económico-laboral de negociación, que ha llegado a buen puerto.
Tras la regulación de empleo con jubilaciones voluntarias de casi el 40% de la plantilla los tribunales han considerado que se ha mejorado productividad y eficiencia, con lo que no pondrán obstáculos a su resucitación económica. Queremos decir que SsangYong tiene vía libre para reorganizarse, y entre sus principales objetivos está una refinanciación de las deudas y una dilución del accionariado: SAIC pasará a controlar sólo el 11% del capital de SsangYong, frente al 51% previo que le daba el total control.
El fabricante coreano sigue centrado en el desarrollo de SUV y monovolúmenes, pero ahora más enfocado a lo que el mercado quiere, vehículos más pequeños y eficientes. De aquí a cinco años se lanzará un nuevo vehículo por año, siendo el primero el esperado crossover compacto C200. SsangYong está buscando un socio tecnológico con el que explotar su tecnología híbrida y acceder a más innovaciones técnicas, esta búsqueda activa tiene como principal preferencia empresas o consorcios europeos.
Esta integración costará unos 300 millones de euros, pero garantizará la vuelta a los beneficios antes de 2011.