El británico, From, ciclista ganador por tres veces del tour de Francia, otro profesional italiano, y un repartidor con una furgoneta, en Inglaterra, está a punto de matar a un ciclista, al parecer en los tres casos los atropellos han ocurrido de forma deliberada por parte de los conductores.
En España, una mujer ebria y drogada invade la izquierda y se lleva por delante a un grupo de ciclistas causando la muerte de tres de ellos y heridas a otros.
Pero lo sucedido hace unas horas en una carretera de Toledo, pone los pelos de punta. Una joven madre de dos hijos, un bebé de seis meses y un niño de seis años, se estrella contra una farola cuando conducía con drogas y alcohol en sangre. El bebé muere en el acto y el niño de seis años está en el hospital, al parecer, con lesiones importantes.
Este accidente, una vez más, pone de relieve dos de las tres causas que, con el móvil, en mi opinión, son las plagas que causan más muertes y heridos graves en el tráfico: el desprecio por ignorancia de los sistemas de retención (la conductora no llevaba el cinturón ni los dos niños los sistemas de sujeción obligatorio en el momento del choque) y el consumo de drogas y alcohol al volante.
Cómo se ataja el problema, no lo sé, pero después de muchos años implicado en la divulgación de la seguridad vial, uno llega a la conclusión de lo obtenido hasta hoy sigue sin resultar eficaz:
Los ciclistas no son respetados por algunos conductores; los conductores actúan a veces de forma imprudente, no respetan los márgenes de seguridad, y las vías tampoco en muchos casos reúnen las condiciones necesarias y los espacios que se precisan para circular con seguridad.
Muchos conductores se sientan ante el volante sin ser conscientes de que con alcohol y drogas pierden el sentido de la realidad y toda capacidad de percepción de la velocidad y de las distancias.
Tampoco las campañas del cinturón parecen convencer a un número muy elevado de conductores. ¿Cómo se enseña a tanto sordo, ignorante, o reincidente?
Sólo veo dos caminos: desde el colegio, y en las autoescuelas con una asignatura que, además del manejo del vehículo, enseñe a asumir la gran responsabilidad que significa conducir un automóvil y la forma más eficaz de protegerse y proteger a los demás.
Y, en último caso, el endurecimiento de la Ley de forma que el que causa muerte por saltarse las normas debe pagarlo con una condena proporcional al daño causado. La calificación de delitos contra la seguridad del tráfico en España es todavía insuficiente.
Hay países en Europa en los que, las penas por delitos graves de tráfico es tan severas, que, sólo el pensarlo, influye poderosamente en la conducta de los ciudadanos. Desgraciadamente, los seres humanos, en muchas ocasiones sólo reaccionamos por temor el castigo.