James Muir está demostrando tener unos niveles de energía casi impropios del papel que SEAT ha jugado realmente dentro del Grupo Volkswagen. El dicharachero CEO ya ha expuesto sus agresivos planes de recuperación para la casa de Martorell, que de entrada contemplan un aumento de ventas de entre el 8 y el 10 por ciento para 2011. Durante 2010, SEAT vendió 340.000 coches en todo el mundo. Dos modelos en los que se han depositado grandes esperanzas son el Ibiza ST y el Alhambra, de los que espera mover 45.000 y 20.000 unidades respectivamente a lo largo de 2011.
De todas formas, el auténtico asalto llegará en 2012, cuando llegarán al mercado el nuevo León, una berlina de cuatro puertas (esa que nos dio la espalda en Ginebra), un nuevo modelo de acceso y el restyling del Ibiza, que ha sido calificado por Muir de «importante» en declaraciones a Automotive News Europe (noticias anteriores lo situaban en 2013). Si tuviéramos que hacer apuestas (no nos gusta perder dinero), diríamos que se orientará en la dirección estética mostrada por la familia conceptual IBE, de donde también partirá el nuevo León.
La meta última de Muir es comercializar 800.000 coches para el año 2018, con un retorno de la inversión del 15%. No es algo imposible si por fin SEAT consigue tener una gama adecuada en precio, propósito y calidad, pero tampoco será pan comido con las ventas españolas atragantadas. Nos preguntamos qué papeles jugarán el IBX y (sobre todo) China en esta nueva estrategia.