El periódico sueco The Local informa que la agencia aduanera sueca ha paralizado indirectamente la producción de Saab hasta que el fabricante pague los aranceles que tiene pendientes. Al parecer, parte de los componentes utilizados en la producción de su exiguo catálogo proceden del exterior de la Unión Europea, por lo que no están exentos de tasas de importación. Sin piezas que montar, la planta de Saab en Trollhattan no ha tenido más remedio bajar la persiana y dejarla así hasta que encuentre el dinero con el que pagar sus deudas.
Lo último que se sabe al respecto es que Gunnar Brunius, jefe de producción de Saab, pretendía tenerlo todo solucionado para esta noche, pero hasta el momento parece que las cosas siguen igual.
Esperemos que la pronto ex-filial de General Motors (por desarraigo o defenestración) consiga dar con un buen samaritano dispuesto a extenderle un crédito. Lo que está claro, es que a perro flaco todo son pulgas.
