El ambiente del Gran Premio de México dio valor a una carrera que acabó con Nico Rosberg reivindicándose. Porque en pista, el espectáculo fue más bien justo. El alemán sacó pecho en una prueba que dominó de principio a fin, en la que demostró una enorme capacidad de gestión de sus neumáticos y de sus puntos fuertes y en la que supo sujetar a la ‘fiera’ de su compañero, un Lewis Hamilton que ya no se juega más que los récords personales.
Hamilton y Rosberg fueron protagonistas en el primer podio de Fórmula 1 en 23 años en un Autódromo Hermanos Rodríguez a rebosar de un efervorecido público que llevó en volandas a todos los pilotos, no sólo al ídolo local Sergio Pérez. Antes de la salida, Fernando Alonso ya avanzaba que esta carrera se merecía el premio a la mejor organización, ya que el éxito con el que han consumado el fin de semana es notable. Fue una de las pocas veces que se vio a Alonso este domingo, ya que su participación finalizó apenas se apagó el semáforo. De nuevo, fue el motor eléctrico de su McLaren el que falló, y le dejó sin potencia en la vuelta de formación. Aunque se plantearon abandonar directamente, fue ese cariño mostrado por el público el que mereció el respeto de Alonso, que pidió explícitamente dar al menos una vuelta antes de meterse en boxes.
El octavo abandono de Alonso en 2015 deja a McLaren en una vergonzante situación. El piloto español ya es el corredor con más KO esta temporada, empatado con el siempre irregular Pastor Maldonado, mientras que McLaren ya ha consumado el decimotercer abandono del año. Quedan dos carreras por delante, y en el equipo de Woking no han dado con la tecla, ya no para que el coche funcione, sino para que simplemente no se averíe.
Desastre de Ferrari
En cuanto a la carrera en sí, más que el total dominio de Mercedes, esta vez con Rosberg por delante, la noticia fue el pésimo resultado de Ferrari. Por primera vez en este 2015, la escuadra italiana sumó un doble abandono, y en ambos casos por errores de sus pilotos. Kimi Räikkönen vio cortada su remontada cuando intentó reeditar su golpe con Valtteri Bottas, con quien ya se las tuvo hace dos carreras, en Sochi. El de Ferrari chocó con el de Williams, pero mientras este seguía adelante, él, con la suspensión rota, se veía obligado a abandonar por segunda carrera consecutiva.
Pero si este incidente -investigado y sin sanción- fue grave para los intereses de Maranello, mucho peor fue lo que hizo Sebastian Vettel. El tetracampeón tuvo «un día de mierda», usando sus propias palabras. En la primera vuelta, un toque con Daniil Kvyat le provocó un pinchazo que le mandó al fondo de la parrilla. Cuando estaba remontando, cometió un grave error y trompeó, con lo que nuevamente se vio retrasado. Y por último, mediada la carrera, se estrelló contra los muros de protección tras errar en una frenada. Su enfado era comprensible, ya que este resultado y la victoria de Rosberg le ponen muy complicado conseguir el subcampeonato. El de Mercedes se escapa a 21 puntos por delante, y sólo quedan dos carreras.
Precisamente, el consecuente coche de seguridad por el accidente de Vettel puso algo de picante al final de la carrera, ya que Lewis Hamilton intentó un ataque sobre un Nico Rosberg que, en cualquier caso, supo controlarlo a la perfección. Esta carrera estaba muy de cara para el alemán, si bien el británico apretó lo justito.
Sainz, con problemas de frenos
Carlos Sainz tuvo una de las carreras más complicadas del año. Mientras su compañero Max Verstappen luchaba con el ídolo local, Sergio Pérez, por el noveno puesto, el madrileño tuvo que bregar con los problemas de frenos que llevaban arrastrando los Toro Rosso durante todo el fin de semana.
No obstante, fue el único de la parrilla que trató de hacer algo distinto. En su última parada en boxes calzó neumáticos blandos con los que intentó ir hasta el final y, aunque no le permitió llegar a los puntos, la sensación de que lo dio todo en la pista es más que positiva para su moral.
[Fuente: elcorreo.com]