No es que PSA quiera cerrar su planta de París; simplemente quiere realizar la misma operación que con sus oficinas centrales en la capital francesa: venderlas a un grupo inmobiliario que se las alquile automáticamente. De esta manera, Peugeot Citroën podría recapitalizar parte de sus activos, aunque manteniendo su uso y explotación al tiempo que consigue el líquido que tanto necesita.
La misma operación la realizó no hace mucho tiempo Saab para asegurarse dinero en efectivo, pero claro, la situación de los suecos era mucho más alarmante. Un ejemplo mucho más positivo es el de Ford, que también recapitalizó prácticamente todas sus instalaciones para después utilizarlas en alquiler.
El riesgo de estas acciones es que en una futura nueva crisis, a la compañía ya no le quedarían activos de los que desprenderse o contra los que hipotecar para conseguir recursos económicos. Pero ahora mismo a PSA parece no quedarle otra.