La verdad es que después de terminar de probar el nuevo Audi TTS casi podemos decir que hemos probado toda la gama del Audi TT en su versión Coupé a falta de probar el 1.8 TFSI.
Desde el 2.0 TDI pasando por el 2.0 TFSI de 230cv y terminado en el Audi TTS, todo ellos emanan deportividad, en mayor o menor medida, pero no dejan de ser Coupé prestacionales con buenas potencias.
En el caso del ovejo de esta prueba, el Audi TTS dotado del popular y conocido 2.0 TFSI en su variante más extrema. 310cv extraídos de este pequeño bloque de 2 litros de cubicaje. Sus prestaciones son, sin duda alguna, de todo un deportivo.
Acelera y recupera velocidad de manera extraordinariamente rápida. Es demandar la máxima aceleración del propulsor y quedar pegados con fuerza al respaldo del asiento. Sobre todo en las marchas más bajas.
El motor empieza a empujar con decisión pasadas las 2000 revoluciones y no deja de hacerlo hasta pasadas las 6200 revoluciones donde decae un poco y encontramos cerca el corte de inyección. Es tan amplio el abanico de revoluciones aprovechables que es ideal para disfrutar de sus inmejorables prestaciones en tramos revirados.
El Audi TTS al igual que la unidad con el 2.0 TDI de 184cv o con el 2.0 TFSI de 230cv que probamos hace unas semanas cuenta con una alta suma de tecnología en su interior. Y de las novedades es su cuadro de instrumentos, completamente digital gracias a una pantalla de TFT, donde se muestra una ingente cantidad de información.
Tras conducir el nuevo TT durante una semana y hacer un uso diario del mismo, requiere un breve periodo de adaptación con el cuadro de instrumentos, cuestión de minutos. Es muy intuitivo y de fácil manejo. Lo que sí, es cuando nos subimos a otro coche, se echa de menos y mucho poder disponer de tanta información el cuadro de instrumentos, desde el navegador, consumos, opciones, radio, multimedia, tacómetro, velocímetro y un largo etc.
Ya pudimos probar un cuadro de instrumentos parecido en el nuevo Volkswagen Passat, que ha fin de cuentas se basan en la misma tecnología, una pantalla TFT para representar toda la información necesaria. Es sin duda un gran adelanto.
Ahora bien, el nuevo Audi TTS reúne otras muchas cualidades interesantes.
Externamente su diseño se muestra más agresivo – con unas líneas más marcadas – que le otorgan un aspecto más deportivo. Si bien a pesar de tratarse de la tercera edición del Coupé de la marca alemana sigue conservando similitudes con la primera edición.
La unidad probada hacia uso de la tecnología de diodos luminosos (Matrix Led) para todo tipo de lámpara. Desde las luces del interior a los propios faros. Con una más que correcta luz.
El interior, de buena presencia y calidad en un primer vistazo, se muestra bien construido con uso de plásticos blandos al tacto en las zonas más visibles. En las partes bajas y de menor uso el uso de plásticos duros es más habitual.
Los asientos son de corte deportivos tipo backet, con un buen mullido, forrados en piel y que sujetan sobradamente en zonas reviradas.
Las plazas traseras, como ya ocurriera en sus antecesores, son prácticamente testimoniales y de poco uso para un adulto. Por falta de altura y no pueden llevar reposacabezas.
El motor objeto de esta prueba es el 2.0 TFSI en su variante de 310cv. Es un motor que montado en el Audi TTS se muestra muy contundente a la hora de acelerar, con una alta presencia de “efecto turbo”, que permite ganar con rapidez velocidad.
Y a la vez es una mecánica frugal, con unos consumos muy bajos para la potencia que eroga.
Sin duda y en comparación con el Audi TT 2.0 TDI es aún más divertido, sobre todo en su modo más deportivo activo, Dynamic. Donde la dirección se endurece al igual que el tarado de la suspensión. El sonido del escapé se vuelve más grave y el tacto del acelerador se vuelve más sensible.