El CEO de Opel está al mando de una situación peligrosa. La firma del rayo está causado un enorme agujero económico a General Motors, que ha ganado como nunca antes en el último trimestre del año pasado y al mismo tiempo ha visto cómo parte de ese dinero se ha ido a tapar los problemas de Opel.
De acuerdo con Karl-Friedrich Stracke, máximo responsable del fabricante alemán, lo que Opel necesita para salir de esta situación, además de su nueva e inminente generación de modelos (Mokka, Junior, un nuevo descapotable lujoso y el Ampera), es un tope de gama situado por encima del Insignia. No podemos obviar que la idea de GM para Opel es que esta sea algo más «a lo Volkswagen», es decir, «semi-premium» por precio de producto y enfoque de marca, dejando las batallas contra los franceses y coreanos a Chevrolet (que en parte, no lo olvidemos, tiene mucho de coreana).
Stracke querría para este nuevo enfoque algo similar a un Omega o Senator. Y es que según el directivo, el Insignia ha demostrado que Opel sabe hacer buenos coches de calidad (y estamos de acuerdo), pero le falta el siguiente paso. Pero nuestra gran cuestión es si realmente habría mercado para un «anti-Serie 5» con el logo de Opel. ¿Lo compraría la gente? Porque tecnológicamente, con el CTS y su plataforma en GM, no es difícil imaginarse un producto derivado con carrocería propia.
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