Lo dijimos: ya no había marcha atrás. Con la aprobación de la máxima instancia judicial de EEUU, Chrysler ha pasado oficialmente a manos de Fiat. El fabricante italiano recibirá la mayor parte de los activos de Chrysler y un crédito de 6.600 millones de dólares, que será utilizado para financiar la formación de un nuevo grupo automovilístico; el sexto más grande del mundo.
De forma inmediata, Bob Nardelli ha abandonado su puesto de capitán, dejando el timón en manos del propio Sergio Marchionne. Jim Press, ex-Toyota, será su mano derecha, mientras que Robert Kidder, antiguo CEO de Duracell, se encargará de presidir el consejo de administración. Sus sueldos, aunque jugosos con toda seguridad, serán escrupulosamente vigilados desde la administración de Estados Unidos, que acaba de crear una posición desde la que se supervisarán las bonificaciones de 175 altos ejecutivos de las siete mayores compañías de Estados Unidos rescatadas con fondos públicos.
Mientras Chrysler siga en la bancarrota, el fondo de pensiones del sindicato UAW tendrá el 55% del grupo, dejando a Fiat una participación del 20% ampliable al 35%. Los gobiernos de EEUU y Canadá se quedarán con el resto, aunque solo de manera temporal.
Una vez resuelta la venta de Chrysler, queda ahora por ver el tiempo que necesitará para adaptar todas esas plataformas Fiat que tanto necesita. Sabemos que el 500 llegará a Estados Unidos dentro de 18 meses, pero no dormiremos tranquilos hasta conocer el diseño de los nuevos modelos específicamente desarrollados para las tres marcas Auburn Hills. Ahora es cuando comienza lo realmente interesante.