La última cita europea del campeonato de F1 nos lleva hasta Italia, donde Massa y Hamilton pugnarán de nuevo por el liderato del campeonato. Alonso tratará de lograr los máximos puntos posibles en el intento de dar caza a Toyota en el mundial de constructores.
La F1 llega a territorio Ferrari tras la espectacular carrera disputada el domingo pasado en Spa Francorchamps. Monza es un circuito único, el último de alta velocidad que queda en el calendario de la F1 después de la “amputación” sufrida por Hockenheim en el 2002.
Monza también fue el último donde Fernando Alonso logró ganar una carrera de F1. La del año pasado fue una edición dominada de cabo a rabo por McLaren. Alonso y Hamilton se hicieron con las dos primeras posiciones de la parrilla de salida, y en ellas se mantuvieron hasta el final. La emoción de la carrera estuvo en el duelo que mantuvieron Hamilton y Raikkonen. El finlandés de Ferrari iba a una sola parada, mientras que Lewis iba a dos. Al salir de su segundo pit stop, Hamilton se encontró detrás de Raikkonen, pero finalmente le superó en una espectacular apurada de frenada en la primera chicane. Kimi salvó el honor de Ferrari acabando tercero, tras el abandono de Felipe Massa al poco de comenzar la carrera.
En cuanto al trazado, requiere una carga aerodinámica mínima para alcanzar la máxima velocidad punta posible en las largas rectas del trazado. Dichas rectas están conectadas la mayoría por chicanes que requieren un gran esfuerzo de los frenos. Y para pasar por las chicanes, es fundamental morder los pianos todo lo posible, con lo que las suspensiones de los monoplazas deben ser regladas para ello.
Tras la recta de meta se llega en séptima a unos 350 km/h para frenar fuerte, reducir a primera y encarar la Variante del Rettifilio, una chicane derecha-izquierda donde suele haber jaleo en la salida debido a su estrechez. De ahí a la Curva Grande, que se pasa con el pie en la tabla y que desemboca en la segunda chicane, la Variante della Roggia. Otra chicane izquierda-derecha donde los pianos son más que pronunciados.
Tras esta segunda chicane llega la doble curva de Lesmo, que son dos curvas de derecha de media velocidad. En un circuito tradicional no tendrían mayor historia, pero con la poca carga aerodinámica que llevan aquí los monoplazas se convierten en un auténtico reto donde perder tiempo es fácil. De nuevo otra recta que acaba en la Variante Ascari, una de las curvas más bonitas del circuito italiano. Son tres curvas izquierda-derecha-izquierda que se cogen a una velocidad considerable. Acaba en otra recta larga que nos deja en la última curva del circuito, la Parabólica. Ésta es una curva de 180º de radio bastante amplio y donde los coches tienden a subvirar bastante. Es muy importante hacerla bien, ya que de ello depende la velocidad que se coge en la recta principal.
Fuente: Autopista