No lo dijo explícitamente, pero cuando Sergio Marchionne acudió al rescate del Grupo Chrysler en 2009, todos sabíamos que el auténtico jaque mate llegaría cuando ambas empresas se convirtieran en una. Este objetivo no ha variado, y como el máximo responsable de ambos grupos reconoció el viernes pasado durante una conferencia en Estados Unidos, «en dos o tres años podríamos encontrarnos ante una sola entidad. Podría estar radicada aquí». Esto tampoco quiere decir que sea algo seguro.
Para que la visión de Marchionne se convierta en realidad, primero hará falta «integrarlas [Chrysler y Fiat] operativamente, y después fijarse su dirección». Todo esto son en cualquier caso «alternativas y escenarios» en la mente el ejecutivo italiano, que tiene todavía mucho trabajo antes de poder trabajar en serio en esa dirección; lo más importante es aumentar la cuota de Fiat en Chrysler al 35%, y después, devolver todos los préstamos concedidos a Chrysler por los gobiernos de Estados Unidos y Canadá para conseguir elevar dicho porcentaje por encima del 51%. Ya se verá luego si Fiat tiene o no que abrir una nueva sede en Auburn Hills…