Medio mundo llora hoy la desaparición de Steve Jobs. El padre del iPod, el iPhone y el iPad es hoy una leyenda y todo lo que le ha rodeado suscita interés, incluídos sus coches. Te mostramos el que tuvo y el que deseó tener.
Steve Jobs no era un apasionado de los coches. En su garaje solo aparcaba un Mercedes SL 55 AMG que, cuando llegaba a la sede de Apple, estacionaba en una plaza reservada para minusválidos. No obstante, y según se comenta, también tuvo en su día un Porsche 928 que ayudó a Steve Jobs en su carrera.
No es que el de Jobs fuera un mal coche, ni mucho menos –cuántos lo quisieran en su garaje–, pero a más de uno le sorprendía que, siendo multimillonario como era, no invirtiera en una flota de coches más amplia.
Lo que sí se puede decir, es que Steve Jobs aplicaba el lema que marcó el inicio de Apple, ‘Think different’ (Piensa Diferente), en todo lo que hacía. Incluído su coche. Y es que, el Mercedes SL 55 AMG de Steve Jobs no tenía matrícula. En su lugar, había colocado ¡un código de barras! La leyenda cuenta que, en el hueco destinado a la placa de matrícula, lucía la archiconocida manzana de Apple pero que, harto de que se la robaran, decició sustituirla por las barras.
El padre del iPod, el iPhone y el iPad murió demasiado joven y dejó muchos proyectos sin terminar. Considerado por muchos como un visionario, también estampó su huella en el mundo del automóvil: ideó un coche basado en su filosofía. En 2008 se rumoreó que el ‘alma matter’ de Apple había llegado a reunirse con VW para crear el ICar, un pequeño microurbano basado en los prototipos alemanes, pero con todo tipo de accesorios de Apple y el logo de la manzana presente en todo el coche. El diseño del coche de Apple era muy futurista y venía acompañado de un eslogan: «Tan fácil de utilizar como un iPod. Será el VW del mañana». Verdad o mentira, ya no podremos saberlo…