Cuando puse mis ojos por primera vez en un artículo que hablaba sobre las turboglorietas he de reconocer que alce una ceja, no acababa de entender la finalidad de este nuevo recurso, pero tras una visita a mi compañero Fran empecé a verlo todo más claro. Las turboglorietas han sido ideadas en Holanda y ahora empiezan a hacer aparición en España para intentar solucionar puntos donde el tráfico es conflictivo.
Mi experiencia fue la siguiente, era hora punta y el tráfico empezaba a ser más denso pero cada vez que llegaba a una rotonda se repetía la misma historia, de los dos carriles existentes tan sólo había coches en el de la derecha que da acceso al carril exterior de la rotonda, así que sigo por el carril de la izquierda saltándome la congestión y pensando que sería un caso excepcional, pero no, esto se repitió durante gran parte del trayecto.
El problema estaba claro, a pesar de la señalización horizontal, todos los conductores elegían circular por el carril con preferencia, el de fuera, entorpeciendo tanto a los que querían desviarse a la primera salida de la rotonda como a ellos mismos que se agolpan en un sólo carril. La solución que aportan las superglorietas no podía ser más sencilla, retirar la preferencia del carril externo y que antes de entrar cada conductor elija un carril adecuadamente señalizado que lo guiará hasta la salida adecuada, a continuación podéis ver un vídeo que simula el funcionamiento de una.
En cuanto a datos, una turboglorieta sobre el papel aprovecha un 35% mejor el carril interior y reducen las posibilidades de un impacto lateral, pues líneas continuas flanquean nuestro coche. Aunque un conocimiento correcto del uso de las glorietas actuales y su adecuado uso también agilizaría de forma notable el tráfico y todo ello sin gastar ni un sólo euro en remodelar las actuales vías.