No hay palabras para describir la situación por la que está pasando Saab. Si hace nada Guille te contaba que varias empresas reclaman la quiebra del fabricante sueco como única salida a los impagos que acumula desde hace meses, ahora nos enteramos que la justicia sueca, que anteriormente había denegado a Saab la posibilidad de acogerse a la protección por impago, ha aceptado a trámite el recurso interpuesto por la compañía para evitar su desmembramiento y disolución.
Básicamente, lo que Saab solicita es lo mismo que consiguió cuando se divorció de General Motors: la capacidad de dejar de pagar a algunos de sus acreedores mientras consigue sanear sus cuentas en medida de lo posible. Saab, recordemos, adeuda millones de euros a proveedores de componentes y empresas auxiliares, muchas de las cuales ya se han cansado de esperar los millones prometidos desde China.
El gran problema es que ya no hay confianza en los planes de Victor Muller ni en el potencial de Saab, y ante el temor de que el fabricante se hunda por su propio peso y deje a todo el mundo con los bolsillos pelados, algunas compañías han optado por forzar su quiebra para llegar primero a la cola de la liquidación, y de esta forma asegurarse al menos el resarcimiento de parte de sus deudas.
Ahora la justicia sueca deberá determinar si, basándose en las últimas noticias, Saab puede enmendar su futuro, o si por el contrario la reestructuración sólo prolongará su agonía.