Oficialmente no hay ningún problema con el Volt pese a las pesquisas abiertas por las autoridades estadounidenses después de que una unidad usada en los test de choque se incendiara tiempo después de las pruebas, pero General Motors no quiere tener un problema mayor entre manos, y por ello, cancelará la venta del Opel Ampera hasta que cuente con todos los detalles de la investigación. Así ha sido comunicado por Dan Akerson, CEO del grupo estadounidense, durante unas declaraciones con las que buscaba tranquilizar a los propietarios de un Chevrolet Volt, convertido recientemente en objeto de controversia. Ambos coches son fabricados en la misma línea de montaje situada en Detroit.
Por otro lado, Akerson ha indicado que los ingenieros de GM podrían rediseñar la batería utilizada por los vehículos de la familia Voltec para evitar posibles incendios. Según los primeros hallazgos de la investigación emprendida por la NHTSA, la culpa del incendio del coche se encuentra en la rotura de una canalización del sistema de refrigeración de la batería.
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Por ahora, lo único seguro es que tanto GM como la NHTSA coinciden en que los propietarios de un Chevrolet Volt no tienen motivos para preocuparse; el fuego se produjo tres semanas después del accidente simulado (que no fue precisamente pequeño; un test de impacto lateral), y las pruebas de choque muestran que el Volt es uno de los coches más seguros del mercado.
Lamentablemente, este suceso ya se ha convertido en un desastre para los relaciones públicas de General Motors, que en Estados Unidos está ofreciendo de forma temporal coches de sustitución sin coste añadido para aquellos compradores que tengan miedo de subirse a su Volt, pese a que por ahora no se tienen noticias de un sólo incendio fuera de los laboratorios de pruebas.