Cómo puedes matar algo que no está vivo? Suponemos que en GM se han tenido que hacer esa misma pregunta con el Cadillac XLR. La respuesta ha sido tan sencilla como cerrar la parte de la fábrica de Bowling Green (Kentucky) donde se montaba hasta ahora el deportivo. Y eso de «montaba» es un decir, porque las ventas no le acompañaban lo más mínimo.
Este llamativo descapotable derivado del Chevrolet Corvette (aunque con motores Northstar en lugar de LS), nunca disfrutó del favor del público; en parte por marketing deficiente, en parte por un precio difícil de justificar de puertas para dentro. Por fuera, eso sí, el espíritu del Evoq resultaba tan cautivador como el primer día, y la versión V-Series es sencillamente digna de admiración.
Bello y veloz como pocos deportivos americanos contemporáneos, se despide ahora con la misma rapidez que demostró en vida. Adiós, XLR.