Escepticismo ante los rumores de una posible fusión entre GM y Chrysler. Bob Nardelli, presidente de ésta última, admite que ha habido reuniones, pero asegura que han sido encuentros habituales.
Rebote espectacular en el Bolsa de Nueva York de las dos mayores compañías estadounidenses fabricantes de automóviles. Si Ford arrancaba con subidas del 48% para estabilizarse en torno al 22%, General Motors (GM) lo hacía con todavía más fuerza llegando a incrementos del 64%, antes de situarse entre el 28-30%. Esto le permite una pequeña pero apreciable recuperación hacia los 54 dólares que costaba la acción a comienzos de año, desde los 4,9 a que cayó el pasado jueves.
La explicación de esta recuperación está en la tendencia positiva de la Bolsa neoyorquina, porque el escepticismo respecto a la noticia aparecida en los medios de comunicación durante el fin de semana de una posible fusión entre GM y Chrysler, es general.
La reunión entre los dirigentes de ambas compañías existió, pero Tony Cervone, uno de los portavoces de GM, recuerda que se reúnen periódicamente para discutir sobre temas de interés común. Y poco más o menos en el mismo sentido se manifestó Lori McTavish, de Chrysler.
Además, en unas declaraciones realizadas durante el pasado fin de semana, Bob Nardelli, el presidente ejecutivo de Chrysler, recordó que él no tiene capacidad para negociar la venta de la compañía, algo que correspondería a los responsables de Cerberus, el fondo de inversión que adquirió el 80,1% de Chrysler en junio de 2007.
Afectadas por problemas de una liquidez demasiado ajustada, de exceso de capacidad de producción y de una reducción de sus ventas, la fusión de ambas compañías carece de sentido. Es cierto que a Chrysler le vendría bien disponer de una gama completa y aceptable en los diversos países del mundo y que, además, necesita buscar un socio tecnológico que le asegure el acceso a los últimos desarrollos a cambio de la mejora de economía de escala que puedan representar los 2,5 millones de coches que produce. Sobre todo ahora que Daimler pretende vender el 19,1% que todavía mantiene de la empresa americana que, en principio, era la llave de acceso a los desarrollos del grupo alemán.
Es precisamente este motivo el que podría haber reunido a dirigentes de GM y Chrysler. Esta última ha comunicado que en un plazo máximo de cinco meses anunciará qué fabricante le suministrará la plataforma en la que basar los modelos que reemplazarán al Chrysler Sebring y el Dodge Avenger actuales. Dado que son modelos especialmente enfocados al mercado norteamericano, muy bien podría ser GM el suministrador de la base mecánica.
Más sentido tendría que Cerberus -si es cierto que quiere deshacerse de Chrysler- la vendiera a un fabricante chino o europeo. Se ha hablado de que podría ser la pata norteamericana de la alianza Renault-Nissan. Carlos Ghosn, su presidente, no desdeña la idea, pero ha dicho que no es momento para fusiones.