El desembarco de la marca japonesa en Europa cuenta con cuatro modelos: dos todocaminos (FX y EX), una berlina de cuatro puertas (G37) y un coupé derivado de ella. Todos llevan motor gasolina V6 con 320 caballos, pero el FX añade otra versión V8 de 380.
Para iniciar el lanzamiento en el Viejo Continente, los dirigentes de Infiniti han elegido sus cuatro modelos más recientes, realizados teniendo en cuenta los requerimientos de los usuarios europeos, de gustos más deportivos y más exigentes en lo que se refiere a la sensación de calidad que debe transmitir el coche.
El FX50 Sport es el modelo más llamativo.
Estos modelos son los todocamino FX y EX, y el G, que se declina en dos variantes, una berlina de cuatro puertas y un coupé. Esta gama se va ampliar muy rápidamente con la llegada de una versión convertible del coupé a mediados de 2009; la nueva familia de motores diésel, disponibles en la segunda mitad de 2010 y que recibirán los cuatro coches; y finalmente, en 2011, el primer modelo híbrido de la marca, derivado de la berlina G, que transmitirá la potencia a las ruedas posteriores y tendrá una tecnología 100% de la marca (Nissan, que es la propietaria). Es decir, nada que ver con el Altima Hybrid que se vende en Estados Unidos y que utiliza la tecnología del Toyota Prius.
De los cuatro modelos, uno destaca sobre los demás y puede ser la clave del éxito de la marca en Europa. Se trata del FX. Su diseño no es espectacular, incluso se podría decir que es discreto, pero resulta muy atractivo. Con ese aspecto de berlina cinco puertas a la que la hubieran dotado de grandes ruedas, es diferente del resto de los coches que circulan por la carretera. Y eso lo hace ser el centro de atracción de quienes entran a los primeros concesionarios de la marca en España, por encima de los demás modelos que, por cierto, son sensiblemente más baratos.
Se ofrecen de él tres variantes, todas ellas equipadas de motores de gasolina. Una es la básica, denominada FX37 GT. La siguiente es la FX37S; y la tercera es la FX50. Las dos primeras van equipadas del motor de seis cilindros en V, con 3,7 litros de capacidad y 320 caballos; la tercera monta un V8 de cinco litros y 380 caballos. Tras haberlos conducido, el FX37S se mostró como el más equilibrado. Por un lado, tiene potencia de sobra para que el coche se mueva con la máxima agilidad y los consumos, sin ser bajos, son más ajustados que los del V8.
Pero hay también otros factores, como por ejemplo, el ruido del motor, más bonito en pequeño, o la suavidad en la reducción de las marchas cuando se utiliza el modo manual del cambio automático. El mayor par del motor V8 hace que la retención sea mucho más brusca que en el V6. Por cierto se trata de una caja, de siete marchas, con tres programas Normal, Deportivo y Manual secuencial por medio de levas en el volante. La tracción es permanente a las cuatro ruedas.
Equipa también dos programas de suspensión, normal y deportiva. Esta última resulta prácticamente inútil puesto que es demasiado dura y sólo puede ser utilizada en pavimentos de muy buena calidad cuando se quiere ir muy deprisa (¿olvidando los límites de velocidad?). Además, esta versión va equipada de grandes llantas de 21 pulgadas con neumáticos de perfil muy bajo, lo que pone todavía más de manifiesto la dureza de la suspensión. En la posición normal, el comportamiento impecable y la suspensión sigue siendo firme sin llegar a incomodar.
La prueba de la gama Infiniti se realizó en circunstancias muy adversas, teniendo que rodar por zonas en donde había grandes charcos de agua, sin que en ningún momento hubiera dificultades para mantener al coche en su trayectoria.
En cuanto a los interiores, son cómodos para cuatro adultos que encontrarán espacio suficiente para sus equipajes en el maletero. Se equivocará quien espere una presentación muy americana. No lo es. Encaja muy bien con los gustos europeos y transmite sensación de gran calidad, por los materiales y por el acabado.
Sorprende también el EX, una especie de FX más pequeño. Algo menos atractivo, pero igual de bien presentado. Equipa el motor V6 de 3,7 litros con 320 caballos acoplado a un cambio automático de siete marchas. Mecánicamente no hay grandes diferencias con el FX puesto que la plataforma es igual, la mecánica es igual y la transmisión a las cuatro ruedas es la misma. Sólo el tamaño varía, mientras que el FX mide 4,87 metros de largo, este se queda en 4,64 metros. El comportamiento es similar y, por tanto, muy bueno. Lo que no tiene es doble programa de suspensión. Tampoco se echa de menos.
En cuanto a la berlina y el coupé G37, son tracción trasera. Pueden ir equipados con un cambio manual de seis marchas. La versión automática es 2.300 euros más cara, pero merece la pena. El cambio manual es preciso, pero duro de manejo.
El coupé es un coche muy divertido de conducir. Infiniti ha logrado un buen compromiso en la amortiguación entre confort y la mejor adherencia al pavimento. En el caso de la berlina, 11 centímetros más larga en distancia entre ejes, lo que hace que pierda algo de agilidad, la suspensión es algo más blanda puesto que se apuesta por el máximo confort. Ambos coches son muy silenciosos de funcionamiento aunque el fabricante ha dejado que en aceleración se aprecie el precioso sonido, ya ponderado, del motor V6.
Los precios de la gama son muy similares a los de competidores de, por ejemplo, en BMW y se sitúan entre los 42.500 euros de la berlina G37 y los 77.000 euros del FX Xport