Que GM y Chrysler estén al borde del desastre absoluto, luchando por salir de sus respectivas bancarrotas, genera dos escenarios para Ford, uno positivo y uno negativo. La marca del óvalo azul está reestrcuturándose a base de haber hipotecado todos sus activos, sin pedir un dólar al gobierno de Obama, lo cual le ha permitido mostrar una imagen más positiva a los compradores potenciales.
Ante esta situación, la marca de Detroit está viendo cómo crece su cuota de mercado en los EEUU, y se ha decidido a apostar fuerte por ello, aumentando su producción para el tercer trimestre del año en un 10%, nada menos. Mientras GM y Chrysler planifican cierres de fábricas y miles de despidos, Ford trata de dar más trabajo a sus operarios. Pero claro, no podemos olvidar que si la situación de GM o Chrysler se tuerce todavía más, esto conducirá a una crisis más virulenta que podría causar un hundimiento completo de las ventas, con lo que Ford corre el riesgo de pillarse los dedos con su maniobra.
Lo que sí que está claro es que si la marca creada por el gran Henry Ford sabe jugar sus cartas podrá comer un enorme pedazo de mercado a sus dos rivales de Detroit, y tal vez recuperar su posición como líder del mercado estadounidense. En todo caso, lo curioso del tema es que a pesar de que poco a poco los consumidores van pidiendo más coches de bajo consumo, las fábricas que aumentarán su producción serán las de vehículos comerciales e industriales (todoterrenos, pick ups, etc.) en un movimiento un tanto sordo a la situación del precio de los combustibles y su futuro más inmediato.
Veremos a ver si Ford no cae en los mismos errores de GM, y sabe salir de todas sus deudas con coches como el nuevo Taurus, la venta del Fiesta en EEUU, o los motores EcoBoost.