Parece un Volvo C30 normal y ofrece exactamente la misma seguridad, confort y espacio que el modelo estándar. La diferencia es que funciona sólo con electricidad, por lo que no emite gases de escape, y tiene una autonomía de hasta 150 kilómetros.
La ambiciosa estrategia de electrificación de Volvo Cars no ha tardado en obtener resultados concretos. Además de introducir en el mercado un híbrido con baterías recargables mediante conexión a la red eléctrica (plug-in hybrid) en 2012, actualmente se está trabajando en evaluar la viabilidad de un coche alimentado enteramente por electricidad conocido como BEV (siglas inglesas de Vehículo Eléctrico alimentado por Baterías).
A lo largo de 2009, Volvo ha fabricado y probado internamente un número reducido de versiones de prototipo del C30 BEV. Además de hacer hincapié en el rendimiento y la seguridad, se ha prestado mucha atención a la integración del sistema de propulsión eléctrica en el resto del vehículo.
“El Volvo C30 es el primer modelo alimentado por energía eléctrica que ensayaremos. Las excelentes propiedades de este coche en situaciones de tráfico urbano y su peso relativamente bajo lo convierten en un modelo particularmente apropiado, ya que se prevé que los coches eléctricos se usen primordialmente en áreas urbanas o metropolitanas y para desplazamientos diarios de ida y vuelta al trabajo”, afirma Lennart Stegland, Director de Vehículos especiales de Volvo Cars.
Solución técnica
La electricidad es un combustible muy apropiado para turismos. La mayor eficiencia energética del motor eléctrico frente al motor de combustión es lo que indica que los coches eléctricos pasarán a ser cada vez más comunes en el futuro, a medida que los precios de combustible suban y las exigencias de bajo nivel de emisiones de CO2 se vuelvan más estrictas.
El Volvo C30 BEV se alimenta con una batería de ión de litio que se carga a través de la toma de alimentación normal que encontramos en la mayoría de las casas.
La recarga de una batería totalmente agotada a través del suministro eléctrico doméstico ordinario (230 V, 16 A) lleva unas ocho horas. El vehículo se carga con electricidad renovable, lo cual supone que el nivel emisiones —en todo el proceso que va desde la producción de electricidad hasta su uso en la carretera— será en principio nulo.
«Hay algo más en la vida que Volvo. Por eso conduces uno».
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El motor eléctrico va se encuentra bajo el capó, igual que el motor de un coche convencional. Una de las prioridades del proyecto BEV es encontrar la ubicación óptima de la batería. Las mejores son probablemente el túnel del eje propulsor y el lugar donde suele alojarse el depósito de combustible. Estas ubicaciones se encuentran en el interior de la zona de deformación optimizada del coche en los escenarios más comunes de colisión. Al funcionar el coche únicamente con electricidad, requiere una batería más grande con una capacidad superior (24 kWh) a la que llevan los híbridos con baterías conectables a la red eléctrica (12 kWh).
Capacidad de la batería
La velocidad máxima del C30 BEV es de unos 130 kilómetros por hora, lo que será más que suficiente para la mayoría de los usuarios de este tipo de coche. La aceleración de 0 a 100 kilómetros por hora se realizará en menos de 11 segundos. El coche tendrá una autonomía de hasta 150 kilómetros, intervalo que supera y mejora la distancia que el 90% de todos los conductores europeos recorre al día
Los mismos estándares de seguridad que siempre
Volvo Cars impone los estándares de alta seguridad de siempre a todos sus productos, independientemente del tipo de combustible o fuente de alimentación utilizados. La dedicación a la seguridad por parte de Volvo se centra siempre en el ser humano y se basa en sólidos conocimientos especializados procedentes de situaciones de tráfico de la vida real. Lo que es más, en Volvo se llevan a cabo exhaustivas pruebas internas tanto virtuales como en su laboratorio avanzado de pruebas de choque. Si Volvo elige introducir un tipo de coche eléctrico totalmente nuevo en el mercado, será exactamente igual de seguro que cualquier otro coche que lleve el emblema de Volvo.
Teóricamente, Volvo ha identificado todos los escenarios de seguridad relacionados con la electrificación en las etapas previa, concurrente y posterior a una colisión. Tras un estudio minucioso de dichos escenarios, los ingenieros de la empresa crearán soluciones para gestionar cada una de las situaciones identificadas, con la garantía de que todos los futuros coches eléctricos cumplan plenamente con los bien conocidos estándares de seguridad de Volvo en todos los aspectos.
Potencial del mercado
La principal vía de electrificación de Volvo Cars en las próximas décadas son los híbridos con batería conectable a la red, y en particular en el segmento de los modelos de vehículos grandes de la empresa. La combinación del motor eléctrico y motor de combustión es la solución que probablemente tenga el mayor potencial tanto desde el punto de vista técnico como comercial. Los híbridos ofrecen una autonomía amplia, un buen rendimiento medioambiental y, al mismo tiempo, dependen poco de la costosa tecnología aplicada a las baterías.
Existen varios factores que determinan el éxito que tendrán en el futuro los coches eléctricos:
“El consumidor debe sentir que este tipo de coche es atractivo tanto para conducirlo como para tenerlo en propiedad. Para garantizarlo, creemos que los coches eléctricos deberán ser tan cómodos y seguros, y ofrecer niveles similares de rendimiento, que los coches alimentados por otras fuentes de energía. El aprendizaje obtenido con el proyecto C30 BEV nos ayudará a reunir todos estos criterios y exhibir la determinación de Volvo de impulsar desarrollos en el ámbito de la electrificación”, señala Paul Gustavsson, Director de la Estrategia de electrificación de Volvo Cars.