Un directivo de la filial norteamericana de Mazda ha confirmado que los ingenieros de la marca están planteándose seriamente la posibilidad de que la próxima generación del Mazda3 MPS tenga un motor diésel. Las razones para dicha elección no están nada claras, quizá hayan lanzado este rumor fundado para comprobar las reacciones del público antes de que comience el desarrollo definitivo del modelo.
Para mover al Mazda3 MPS se partiría de la base del motor SKY-D presentado hace unos meses, pero debidamente modificado para dar una cifra más cercana a los 260 CV que tiene el actual MPS, equipado con un motor de gasolina 2.3 turboalimentado de cuatro cilindros. O quizá la potencia sea notablemente superior, teniendo en cuenta que la actualización de un modelo generalmente conlleva un notable salto de potencia.
A la hora de justificar esta supuesta llegada del Mazda3 MPS diésel, el citado directivo dice que los jóvenes actuales, que son los principales compradores del modelo, ya no ven los coches diésel como bastos y ruidosos, sino que su percepción es mucho mejor. A ello quizá hayan ayudado Audi, BMW, Mercedes y Volkswagen con su intento de popularizar los diésel mediante la exportación a EEUU de modelos con esos motores, mucho más avanzados que los de otras décadas.
Mazda 3 MPS
También defiende este intento de dieselización del modelo asegurando que las prestaciones no se resentirían. De todos es sabido que el par motor generado por un motor de gasóleo es mucho más elevado que el de un gasolina equivalente, pero habría que ver cómo encajan los más radicales cuando presencien una aceleración a fondo y, en lugar de oír el típico sonido de motor japonés, escuchen el traqueteo característico de un motor diésel.
Resulta curioso que la persona que haya destapado estas intenciones sea el vicepresidente de desarrollo de Mazda USA. Es conocido que en este país los propulsores de gasóleo tienen muy mala fama, ya que aún conservan el estigma de ser coches ruidosos y que echan humo negro.
Mazda 3 MPS
La primera vez que en EEUU se intentó popularizar el motor diésel fue en los años 70, durante las dos crisis del petróleo, cuando los altísimos precios de la gasolina hicieron replantearse la estrategia energética de un país tan inmenso como EEUU. Sin embargo, la vuelta a la normalidad pocos meses después de ambas crisis hizo que rápidamente se olvidaran de ellos.
Entre la dieselización y la electrización del mercado automovilístico europeo, cada vez quedan menos reductos inexorables para los más fervientes amantes de la gasolina. Porsche ya hizo enfadar al personal con el Cayenne Diesel, Audi ha coqueteado con un hipotético R8 TDI e incluso alguna vez se ha dicho que el próximo Lancer EVO podría cambiarse de bando. Y esto va a más, a no ser que los híbridos o los eléctricos frenen su expansión.