Tras años de rumores, Patrick Pelata, el recientemente dimitido jefe de Renault, nos rompió el corazón en 2009 al comunicar que Alpine no tenía cabida en el futuro de Renault. Si los fans del rombo querían deportividad, debería conformarse con los modelos RS o con el acongojante esperpento de la gama Gordini, porque tal y como estaban las cosas, no había tiempo ni dinero para más. Algo que en su momento entendimos, pero que no por ello dejó de escocernos. Un año después, Laurens van den Acker, jefe de la oficina de estilo, nos alegró el día al indicar que Alpine regresaría en algún momento, fuera antes o después, y ahora, el señor Carlos Tavares, sustituto de Pelata, ha confirmado que el regreso de Alpine es una de los puntos a examinar en su nueva estrategia para Renault.
La resurrección de Alpine se entendería dentro del contexto de un plan mucho más ambicioso y profundo para orientar la gama de Renault hacia segmentos superiores, donde la antigua firma fundada por Jean Rédélé ofrecería «lujo y deportividad», quién sabe si un poco en la forma en la que PSA utiliza la submarca DS para lanzar modelos de mayor exclusividad que los típicos Citroën. Para evitar malentendidos, lo mejor será que citemos las palabras del propio Tavares:
Estamos considerando el uso de Alpine como marca de lujo y deportiva en varios modelos. Nos encontramos en una fase exploratoria. Nuestra presencia en la parte superior del mercado no fue concluyente [¿?] en el pasado, pero regresaremos. Reforzaremos nuestra estrategia en este segmento, tendremos coches con elegancia francesa.
Sólo vemos un problema potencial: Alpine es auténtica deportividad, no zarandajas al estilo Gordini, y si por un caso la idea es crear una submarca para competir con los mencionados DS de Citroën, hay nombres mucho más adecuados y menos enervantes para los aficionados que llevan años suspirando por el regreso de una Alpine genuinamente deportiva. Porque quien crea que un Alpine es sólo una cara bonita, no se ha enterado de la misa la media.
Por otro lado, Tavares también desea mover hacia arriba los precios de Renault para aumentar sus beneficios. Citando sus palabras, Renault tiene que reducir sus costes de producción e incrementar al mismo tiempo las tarifas, en parte, para distanciarse mejor de Dacia, que de otra forma podría convertirse en un problema en los escalones más bajos de su gama. Según Tavares, no es normal que un Renault sea significativamente más barato que un Volkswagen cuando ni la calidad ni el contenido lo justifican, algo que no está haciendo grandes favores a la marca.
Próximamente tendremos ocasión de hablar con Tavares para discutir los próximos lanzamientos de Renault, y puedes dar por hecho que no desperdiciaremos esta oportunidad para preguntarle qué es concretamente lo que se trae entre manos.