A menudo hablamos de superdeportivos, máquinas capaces de alcanzar velocidades extraordinariamente altas que el resto de los mortales tan sólo podríamos soñar. Pero casi nunca nos damos cuenta de que detrás de la máquina hay un laborioso trabajo de puesta a punto, y un equipo de pilotos probadores profesionales que se juegan la vida por conseguir que ciertamente estas joyas de la ingeniería puedan ir así de rápido. Aún con su experiencia, el riesgo es muy elevado.
Tristemente, uno de los probadores más veteranos de Toyota y Lexus, Hiromu Naruse, que a sus 67 años era además jefe del equipo de pruebas y chófer personal de Akio Toyoda, ha fallecido hoy mismo mientras probaba el nuevo Lexus LFA Nürburgring Edition en los aledaños del mismo circuito alemán de Nürburgring.
Allí se encontraban puliendo los últimos detalles de este exclusivo superdeportivo y allí mismo colisionaron frontalmente con otro BMW que también se encontraba de pruebas, y en el que sus dos ocupantes han resultado heridos graves. Según las informaciones preliminares, el Lexus perdió el control en una curva de izquierdas no demasiado complicada pero sí con poca visibilidad, invadió el carril contrario y acabó colisionando de frente contra el BMW a gran velocidad. El aparatoso choque fue prácticamente inevitable.
Nunca se puede minimizar los riesgos en unos vehículos que pueden ir tan rápido, incluso en condiciones controladas el peligro sigue patente. Ya os he hablado alguna vez de otro celebre piloto probador, Loris Bicocchi, que siendo uno de los máximo responsables de la puesta a punto del Bugatti Veyron sufrió un accidente a 388 km/h “sobrevolando” el circuito de Nardò. En su caso tuvo suerte, y salió indemne de una situación que en la mayoría de los casos hubiera significado un accidente mortal.