España ya está en el nivel 1 de alerta. El denominado «plan de ahorro energético», que ha elaborado el Gobierno para hacer frente a la crisis petrolera de los países árabes, contempla tres niveles de alarma, cada uno de los cuales incluye diferentes medidas a fin de contrarrestar el encarecimiento de los combustibles.
Por el momento, el Ejecutivo ya ha activado el nivel 1, bajo el título de «inestabilidad en los mercados, sin problemas de suministro», y que consiste, precisamente, en reducir el límite máximo de velocidad a 110 km/h, cambiar el alumbrado de las ciudades, incrementar el ahorro energético en edificios públicos o poner en marcha un Plan Renove de neumáticos. Pero esto es tan sólo la punta del iceberg en comparación con la estrategia energética que estudia el Gobierno en caso de que la situación empeore.
Los técnicos del Ministerio de Industria manejan un detallado plan de actuación con varios. Así, el nivel 2 se activaría en caso «interrupciones temporales del suministro y desbalances entre oferta y demanda». Ello supondría activar las reservas de seguridad de crudo, así como aplicar medidas destinadas a restringir temporalmente la demanda.
Pero lo peor, sin duda, llegaría con la activación del nivel 3. En caso de «graves problemas de suministro», el Ejecutivo impondría las medidas más drásticas, tales como la activación de reservas estratégicas y, sobre todo, el «racionamiento de la demanda».
Las medidas concretas que incluiría dicho nivel, según los consejos de la propia Agencia Internacional de la Energía, irían desde prohibir la circulación de vehículos más antiguos hasta la restricción en días alternos a circular por el centro de las ciudades en función del número par o impar de las matrículas. Esto en cuanto al transporte, ya que el citado plan también contempla cortar directamente el suministro a grandes empresas industriales. El Gobierno ya no descarta nada.