Hace unos meses, en julio, el petróleo costaba 145 dólares y se llegó a pagar 1,33 euros por cada litro de gasóleo. Ahora, con un barril de crudo a 44 dólares, el Diesel se paga a 95 céntimos de euro. No salen las cuentas. Si hiciéramos una simple regla de tres, el gasóleo debería suministrarse a 80 céntimos.
El barril de Brent ha descendido en su cotización más de 100 dólares, un 70 por ciento menos desde julio. Sin embargo, esta contundente rebaja de la cotización en los mercados de materias primas todavía no se ha trasladado a las gasolineras. Desde entonces, el gasóleo ha bajado un 28,3 por ciento, muy por debajo de la depreciación que ha experimentado el barril de petróleo desde su récord histórico de julio.
Llenar hoy el depósito de un utilitario de 38 litros cuesta 36 euros, frente a los 50 que valía este verano, 14 euros menos. Aún así, todavía vale seis euros más que lo que tendría que costar, si el gasóleo hubiera trasladado toda la rebaja de precios que ha experimentado el crudo.
Y los analistas estiman que la rebaja de precios de los carburantes puede continuar en los próximos meses. Según apunta Tom Bentz, analista de energía del BNP Paribas, en El Mundo, ‘si hace un año todos los inversores y especuladores apostaban por nuevas alzas del crudo, ahora es al revés: el temor a una crisis económica larga y profunda está provocando frenéticas ventas’. Conclusión: el barril de crudo podría retroceder hasta los 41 dólares nivel que tenía justo antes de la guerra del Golfo.
Otros analistas, incluso, van más allá. Merrill Lynch sostiene que si la recesión económica alcanza el próximo año a China, el barril de crudo puede retroceder hasta los 25 dólares.