Era cuestión de tiempo que el pony car más exitoso de la historia terminase cayendo en el downsizing y la sobrealimentación. La tormenta se ha desatado en Internet, con grandes polémicas al fotografiarse un Ford Mustang de pruebas, con detalles inequívocos que llevan a pensar que bajo su capó no hay un V6 o un V8 atmosférico, sino un motor turboalimentado, posiblemente un 3.5 V6 EcoBoost. ¿Qué nos ha llevado a pensar en este abandono de la aspiración atmosférica?
En primer lugar, dos aberturas en el paragolpes, que parecen llevar el aire hasta los intercoolers de manera limpia y eficiente. La segunda pista es que el cuentarrevoluciones llega hasta las 9.000 rpm, mientras que en los V6 y V8 sólamente llega hasta las 8.000 rpm (en el GT500 sólo hasta las 7.000 rpm). Pero el indicativo más claro es una pegatina en el cuadro de intrumentos, que exige el uso de gasolina premium – en EEUU 93 octanos -. Todos los demás motores funcionan con los 87 octanos habituales.
Por tanto, es claro que bajo el capó de este Mustang habita un 3.5 EcoBoost, que podría tener una potencia de alrededor de 365 CV, aunque podría mejorarse para que rozase ya los 400 CV. Este motor twin-turbo ya ha sido probado en los Taurus y las F-150 con excelentes resultados, y era lógica su implantación en el Mustang. ¿O no es lógica? El problema existente es que se solapa en potencia con el Ford Mustang GT, equipado desde este mismo año con un nuevo 5.0 V8 de 412 CV, atmosférico.
En prestaciones rivalizaría con este, pero no creo que Ford los haga competir. Puede que simplemente se trate de una mula de pruebas, aunque lo cierto es que la idea de un Mustang EcoBoost es atractiva: mucha potencia, aún más par, y consumos reducidos. ¿Qué os parece la idea?